CAPÍTULO 13. DE REGRESO A CASA.

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Nos llevaron al muelle para zarpar. El barco era blanco con una línea roja. El nombre del barco era “hogar”.

Miré las velas del barco, eran blancas, y eran ondeadas por el viento. Al mirar las velas, por un momento me sentí muy atraída a subir. Era como un presentimiento.

Abordé el barco y me quedé a un costado recargada en el barandal mirando hacia el mar. El barco zarpó.

El viento pasaba por mis mejillas y alborotaba mi cabello; se escuchaban las olas y las velas siendo sacudidas. La playa se dejó de ver y avanzamos mar adentro.
Llegamos a la primera isla y bajamos a conocer.

Había una fila de vendedores ambulantes, pasé a curiosear entre los puestos y muchos de ellos tenían souvenirs típicos como estrellas de mar, acrílicos con arena, conchas y de mas.

Mientras iba caminando, volteaba a mi alrededor y cada persona que me hablaba me sonreía y me decía: ‘ya es tiempo’. Comencé a caminar asustada; me sentía en alerta, como si estuviera siendo perseguida.

Al voltear hacia atrás choqué con una viejecita.
Era una mujer muy pequeña de tez blanca y muchas arrugas. Su cabello era completamente blanco, su postura estaba encorvada y se paraba con dificultad.

‘¡lo siento tanto señora! No me fijé dónde caminaba… ¿Se encuentra bien?’— le tomé el hombro mientras le hablaba—

‘ya es tiempo querida…’ —me responde con una voz muy agradable y cortada por la edad—

‘¿tiempo? No entiendo… todos me dicen que ya es tiempo. ¿Va a zarpar el barco?’ —le contesté preocupada—

Me toma de la mano y palmea suavemente mi mano con su otra mano.

‘sigue el agua mi niña, sigue el agua…’ —y diciendo esto,  se fue—

No me sentía segura, corrí hacia el barco a esperar que todos volvieran y pudiéramos regresar.

Una noticia llegó a mí como un golpe. El capitán del barco dijo que no regresaríamos hasta mañana, que por cortesía de la compañía nos darían hospedaje. Había dejado mi celular en el hotel, no tenía como comunicarme con Marc. El capitán no dio más explicaciones.

Busqué en la isla cómo regresar al hotel y encontré un velero que podía llevarme.

Zarpamos. Íbamos en silencio.

La isla se fue haciendo pequeña hasta que desapareció. No sabía cuánto tiempo me iba a tomar llegar, pero estaba segura de no querer seguir ahí.

El cielo se puso extraño, comenzó a tornarse gris y el viento aumentó. Las velas blancas del velero se agitaban con violencia. El capitán intentaba tomar el control del velero. 

Estaba tan asustada que solo podía buscar un rincón en el piso y sentarme. Pensaba en Marc y que podía estar preocupado por mí. No podía avisarle para que me ayudara. Pensaba en que si hubiera ido a buscar a Luca, tal vez no estaría aquí, solo estábamos el capitán y yo en el velero.

El velero se movía con violencia y comenzó una fuerte tormenta, llovía demasiado y me éra muy difícil poder ver.

Me levanté del piso y fui a donde el capitán. Él no estaba. No había rastro de él y tampoco se veía a lo lejos.

Grité y grité para saber dónde estaba; pero simplemente él había desaparecido.

El velero se agitaba con tanta violencia que temía que pasara algo. Una luz destellante del cielo alumbró alrededor y cayó en el mar. Había caído un rayo.
Estaba muy asustada, mi corazón latía tan fuerte que sentía que se saldría de mi pecho. El miedo me inundaba y sentía que me iba a desmayar.

Aline.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora