El tridente del poder. 1. La Tierra en peligro.

Capitulo 1: Alteraciones climáticas y avistamientos de ovnis

─No estamos solos. ─Ésta es la reflexión que meditaba Rose una noche de mayo apoyada en el alféizar de su ventana mientras contemplaba el luminoso cielo plagado de estrellas. Su melena pelirroja caía en cascada hasta su cintura. Sus ojos esmeraldas no cesaban de admirar el firmamento, cuya inmensidad parecía no tener límites. A Rose le encantaba sumergirse en el silencio de la noche, libre de las vibraciones acústicas propias del entorno urbano.

Vivía en un chalet en el área rural de Alabama. Gozaba de independencia. A sus 25 años trabajaba como facilitadora de biodanza en varios centros. Desde pequeña le había gustado mucho la música. Convertir su pasión en su trabajo fue un gran logro para ella. Gozaba de un talento natural para el ritmo que le hacía única. De niña le encantaba marcarse un buen baile a ritmo de rock and roll con su padre o con alguno de sus traviesos hermanos.

Cuando Rose escuchaba música sus pies parecían cobrar vida propia. Su cociente intelectual equivalía al de una superdotada. Interpretar un papel o imitar a otra persona también se le daba de miedo y siempre arrancaba unas cuantas carcajadas a sus hermanos con sus actuaciones.

Pero lo que le caracterizaba por encima de todo era su carácter rebelde, aquel que le había forjado un temperamento indómito, que la llevó a estudiar arte dramático aun con la oposición de sus padres.

─Hija, si estudias la carrera de veterinarias ocuparás un puesto privilegiado en mi clínica ─le decía Edward, su padre.

─Te lo agradezco, papá. Ya sabes que me apasionan los animales pero prefiero disfrutar de ellos cuando están sanos ─replicaba Rose.

Pero su progenitor no le entendía. Cada vez se mostraba más autoritario con ella. A medida que ésta crecía aumentaban de forma progresiva las discusiones en casa. Cualquier excusa era suficiente para que Edward estallara de forma explosiva: horas de llegada tras las salidas nocturnas, compañías que frecuentaba, estudios... Y llegó el día en que Rose no soportó más la situación. Cuando cumplió los 21 años decidió independizarse.

─Eres muy machista, papá. Todo lo pagas conmigo. A los hermanos no les dices nada ─replicaba Rose enfadada.

─Tus hermanos son unos hombres hechos y derechos. Ellos sí saben afrontar la vida.

Su madre, escritora de profesión, apenas se implicaba en la atención a sus hijos, imbuida como estaba en su propio mundo imaginario y de fantasía.

─Bueno, ya está bien de reflexiones ─pensó Rose mientras cerraba la ventana.

Al final, las cosas le habían salido muy bien. Tras terminar sus estudios de arte dramático, se presentó a diversos castings y participó en numerosas películas de figurante hasta que consiguió la oportunidad que la catapultó a la fama. Un cazatalentos la descubrió cuando ensayaba como extra. Le ofreció un papel protagonista en una película que resultó ser un éxito en taquilla. El film trataba de una mujer que tras superar una grave enfermedad se embarcaba en un crucero para realizar una travesía programada para dar la vuelta al mundo. Y a bordo conoció a su media naranja.

Ahora, Rose residía en una magnífica mansión de dos plantas, con una piscina climatizada en el interior, otra en el exterior y un jardín con flores y plantas ornamentadas. A esta película le había seguido otra y así sucesivamente durante seis años seguidos.

Había llegado el momento de darse un descanso como actriz. Hollywood le sometía a una presión enorme. Se le exigía un cuerpo escultural, por lo que la dieta era una constante en su vida. Otras estrellas le trataban con recelo, presas de la envidia. La biodanza, disciplina que empezó a practicar como técnica de expresión corporal y emocional, enriquecía su vida. Impartía a diario cuatro sesiones diarias en un colegio cercano a su casa. Los pequeños estaban encantados de tener a una profesora célebre. Eran la envidia de todos los centros educativos.