Al día siguiente, las inclemencias meteorológicas eran el bombazo de la jornada. Con una temperatura que rondaba ya los -5º por el día, se había alertado a la población de la necesidad de protegerse bien en la calle, pues con el viento la sensación térmica equivalía a los -15º. Se recomendaba, a su vez, que las personas mayores frágiles evitasen exponerse a la intemperie.
El frío también afectaba a Jack aunque no a River, que se movía enloquecido de alegría. No se separaba de Mina ni un momento. Rose se apresuró a encender la calefacción.
─Con este frío creo que se me ha obstruido un poco mi capacidad telepática, Rose. No consigo interceptar a Richard. ¡Espera un momento. Acabo de detectar a uno de mis amigos!
─David ¿eres tú?
─Jack ¿dónde diablos te has metido? Charles y yo te hemos buscado por todas partes.
─Digamos que una bella dama me ha ofrecido su hospitalidad ─expresó mientras dirigía un guiño a Rose.
─¿Ya has ligado? No se te puede dejar sólo, tío. Bromas aparte, estamos muy dispersos desde que perdimos el contacto contigo. Por cierto, la que has liado. Tu nave o mejor dicho, lo que queda de ella ha salido en todos los telediarios. No habrás sufrido ninguna herida ¿verdad? Nos tenías muy preocupados.
─Tranquilos, chicos, estoy bien. Tan solo me hice algún pequeño rasguño. No me ha pasado nada. Un tobillo dislocado, eso es todo.
─Y luego has dado la nota con lo de la desaparición de River.
─Está loco de contento. Si hasta se ha echado novia.
─¿Sí?
─Una minina.
─¡Qué dos! ¿Dónde estás?
─ Me encuentro en la calle de San Luis rey nº 13, en Montgomery, Alabama.
─Espéranos allí, Jack. En breve nos reuniremos contigo. El resto de la tripulación se ha esparcido por Alabama para ver si entre todos conseguíamos localizar a Richard. Está empezando a causar serios estragos. Debemos detenerle antes de que se agrave la situación y sea demasiado tarde.
Transcurrida una hora David Jones y Charles Sheen llegaron por su propio pie a la mansión de Rose.
─Rose, cariño, te quiero presentar a mis amigos, David y Charles. Son mis aliados en esta misión. Debemos diseñar tácticas estratégicas para combatir contra Richard, pero creo que ya te he causado suficientes molestias. No quiero involucrarte más ni que corras ningún riesgo por nosotros. Te agradezco mucho todo lo que me has ayudado.
─Pero Jack ¿qué tonterías estás diciendo? Los amigos de mis amigos son mis amigos. Vosotros os quedáis aquí. En realidad, tú me apoyas a mí más de lo que crees, Jack. Me has protegido y has mitigado mucho mi sensación de soledad por no decir que estaba sedienta de aventuras. Si el planeta está en peligro yo quiero colaborar para salvarlo y contribuir así con mi granito de arena. ¡Venga chicos. Vamos a desayunar todos! ─Jack, Charles y David se dirigieron una mirada de complicidad.
─Rose, apenas te conocemos pero creo que nos vamos a llevar muy bien ─proclamaron Charles y David.
─Seguro, chicos. Por cierto, ¿qué poderes tenéis vosotros? ─les preguntó Rose llena de curiosidad.
Ambos se dirigieron una intensa mirada que solo podía revelar una comunicación telepática. Por eso, Rose no se sorprendió cuando contestaron al unísono:
─Te lo mostraremos en su momento.
Además, David replicó en tono misterioso: ─Esta noche mientras duermas te haré una demostración de mis poderes ¿vale?
Rose sonrió, agradecida cuando respondió: ─Gracias, David. Me encantaría.
Tras una suculenta cena a base de fish and chips que habían encargado, todos se fueron a dormir. De nuevo, volvieron a expresar su gratitud a Rose por su hospitalidad.
La mansión de Rose constaba de tres plantas por lo que no había problema alguno de espacio. Cada uno se acomodó en una amplia habitación. Esa noche conversaron frente a la chimenea hasta altas horas de la madrugada. Rose se sentía encantada de tener unos amigos tan interesantes y además extraterrestres. Estaba muy integrada en el grupo. Tenía la impresión de que les conocía desde hacía mucho tiempo, tal era el grado de compenetración que experimentaba.
Además, Rose les había lanzado una propuesta que parecía haber tenido éxito: les había sugerido la posibilidad de que utilizaran su propia casa como cuartel general.
─Rose, ¿estás segura de ello? Si nuestros enemigos nos localizan tu propiedad y, lo que es peor, tú misma, podéis correr graves peligros ─matizó Jack ante la propuesta. Pero Rose manifestaba una firme determinación al respecto.
─No te preocupes tanto por mí, Jack. Confío en que vosotros sabréis proteger a una damisela en apuros ¿no?
─Eso dalo por hecho. Pero tienes que saber que nuestro enemigo es muy poderoso y maligno.
─Además, si la casa sufre algún desperfecto no os preocupéis por ello, chicos. La tengo asegurada a todo riesgo.
─Ya, pero seguro que esa póliza no cubre invasiones de extraterrestres ─señaló David con sorna.
Fue tal el ataque de risa que le dio a Rose que se desternilló con ganas durante varios minutos. No recordaba cuándo había sido la última vez que rio así.
─Bueno, chicos, más formalidad ─expresó mientras se limpiaba las lágrimas de los ojos─. Será mejor que nos vayamos a dormir. Buenas noches a todos ─expuso Rose mientras se dirigía a su dormitorio.
─Chicos, si vamos a establecer esta mansión como nuestro cuartel general habrá que darle un nombre ─razonó Charles, que era el más callado del trío.
─Bueno, tiempo habrá para deliberarlo. Ahora estoy que me caigo de sueño ─adujo Richard mientras disimulaba un bostezo. Y el manto de la noche les cubrió con su velo. Aquella noche pudo dormir a pierna suelta, con la confianza propia de quien sabe que todo va a salir bien.
A pesar de la advertencia de David sobre la posibilidad de demostrarle su don durante la noche, Rose estaba tan cansada que se durmió casi de forma instantánea y con el corazón lleno de contradicciones: por un lado, con regocijo por la compañía y por otro lado, con preocupación por la amenaza inminente que asolaba a la Tierra.
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El tridente del poder. 1. La Tierra en peligro.
Science FictionUn grupo de extraterrestres con poderes extraordinarios lidera una invasión a la Tierra. Pero son interceptados por otro grupo de extraterrestres, también con poderes, que se alían a los humanos en una alianza apodada El tridente del poder, para com...