𝐁𝐫𝐞𝐚𝐤 𝐭𝐡𝐞 𝐥𝐢𝐧𝐞 -'

2

Jay paseaba por la biblioteca como ya se le estaba haciendo costumbre. No tenía muchas clases ya que al estar en último semestre había terminado prácticamente todo.

Solamente le quedaba terminar su tesis de investigación en los meses restantes para poder graduarse. Por eso le gustaba durar casi todo el día en la biblioteca trabajando en eso.

En la mesa en la que estaba tenía su computador, unos libros y dos expresos.

Dos por que había quedado para encontrarse con Jungwon, que iba a acompañarlo para que no se sintiera tan solo.

Jay estaba buscando unos libros que no tenía en una estantería. Solía pensar un poco anticuadamente. Manteniendo su postura de que se podía sacar mejores ideas y mejor información de un libro que de Internet. Igual eso no significaba que no buscara en páginas. Si lo hacía pero únicamente cuando no se convencía de lo que había en papel.

—Hyung, hyung —llamó una voz conocida detrás suyo.

Jay se sobresalto por un segundo pero luego se tranquilizó en cuanto volteó y vio a Jungwon.

—Me pegaste un susto y no de los bonitos.

—¿Cómo es de los bonitos? —se burló

—Como una sorpresa o un regalo por que me lo merezco.

Jungwon sonrió y le dio un golpecito en el hombro.

—Hombre entonces yo también me merezco uno. ¡Tu sabes, me estoy esforzando al cien en el estudio!

—Yo sé. Todos nos estamos esforzando —dijo, revolviendo el cabello de Jungwon—. Un día nos invitamos a comer.

—¿Cómo es eso de que nos invitamos? Yo pensé que solo uno invitaba.

—Un día tu, un día yo.

—Ooooh. ¿Primero tú?

Jay puso los ojos en blanco, aún sonriendo.

—Que siii.

—¡Yo sabía, tú eres el mejor!

—Eso lo dices muy de vez en cuando, no es verdad.

—¡Ay, claro que es verdad! Tú eres mi hyung favorito.

—No te creo, no te creo. —Jay fingió una cara de molestia y volteó para volver a buscar los libros.

—¡¿Quien más si no?!

Jay finalmente encontró el libro que buscaba, así que lo tomó y se dirigió hacia la mesa mientras Jungwon lo seguía.

—Yo digo que es Sunghoon.

Jungwon se sorprendió por un segundo y luego sonrió con maldad, viendo a Jay sentarse. Se puso frente a él en la mesa.

—Estás celosooo —se burló, poniendo sus dos manos sobre la superficie de madera.

—¿Yo? Jamás. Esa palabra no existe en mi vocabulario —dijo con tranquilidad, abriendo el libro sobre la mesa.