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Sunghoon había tenido que arreglarselas para acomodar en la oficina sus cosas de pintura

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Sunghoon había tenido que arreglarselas para acomodar en la oficina sus cosas de pintura. Había decidido ese lugar entre todos los de la casa por que casi siempre estaba ahí, y no quería incomodar poniendo sus cosas en otro lugar. Aunque sabía que Jake y Heeseung no se molestarían por eso.

De hecho, Heeseung había madurado un poco y de puro milagro no le tiró todo solo por que Jay se lo había dado.

Sunghoon juró escucharlo decir por un momento:

"Te compraré algo nuevo"

Y luego deshacerse de una reliquia familiar de su mejor amigo.

Sunghoon rio por un momento. ¿Cuando había empezado a considerar tan cruel a Heeseung?

Se arrepintió bastante de haber tenido ese pensamiento de él. Sabía que a pesar de sus celos quería mucho a Jay. La amistad era importante.

Sunghoon tenía algo así con Jungwon. Desde que Heeseung se había vuelto su novio, Jungwon había ocupado perfectamente el rol de su mejor amigo.

Terminando de organizar, puso una pequeña silla frente al lienzo y preparó algunas cosas para empezar a pintar.

Estaba pensando... En Heeseung.

Puso el pincel sobre el papel. Luego soltó una maldición.

—¡¿De dónde salió el marrón?!

Y si, Sunghoon estaba más desconcentrado que nunca, por que no se había dado cuenta en que momento la brocha del pincel se mojó con un marrón oscuro en lugar de un platinado, que era el color de cabello de Heeseung.

No estaba pensando en Heeseung.

—¡Me voy a la mierda!

Se levantó alterado y empezó a dar vueltas por la habitación. Estaba buscando inspiración.

—Sunghoon, tienes que ser capaz de dibujar a tu novio. ¿Estás loco? —se reprendió varias veces.

Y después de eso recordó algo que podría ayudarlo.

Se acercó impaciente a uno de sus cajones y de allí sacó su fuente de inspiración.

"Estos poemas me recordaron a ti"

Era exactamente eso.

Una sonrisa se instaló en su rostro mientras abría esa pequeña libreta qué Heeseung le había regañado en su cumpleaños.

No recordaba todos los poemas exactamente, por que eran muchos y en su momento leyó bastantes de ellos por encima.

—Pues a ver.

Pasó algunas páginas y se fijó con atención en detalles. Eran los mismos clichés que había leído ya algunas veces. Cuando llegó a la última página y cerró la libreta sintió una pizca más de motivación.

𝐁𝐫𝐞𝐚𝐤 𝐭𝐡𝐞 𝐥𝐢𝐧𝐞 -'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora