Capítulo 01

190 8 0
                                    

Todo empezó esa tarde.

Estabas acurrucado cómodamente en tu dormitorio, hojeando la pesada Enciclopedia de Maldiciones a base de agua que sostenías en tus rodillas. El cuero del libro crujía cada vez que pasabas la página arrugada, escaneando las elaboradas ilustraciones de maldiciones gruñonas y descripciones largas sobre sus poderes viciosos. Tu tercer botella de leche con chocolate y menta estaba sudando sobre el escritorio, el aroma azucarado se mezclaba con el papel viejo y la cera para madera desgastada.

Si, esa es tu definición de relajación. Después de todo eras un hechicero del Colegio Técnico de Magia Metropolitana de Tokio, cualquier noche que no pasaras luchando contra las maldiciones o corriendo para salvar tu vida contaba totalmente como una noche tranquila.

Disfrutabas de aprender cosas nuevas y te encantaba tener la habitación tranquila. Básicamente era como una noche excelente, casi perfecta. Estabas empezando a relajarte, disfrutando de la tranquila soledad...

Hasta que Gojo apareció abruptamente en tu habitación. Literalmente. Sin tocar la puerta como normalmente cualquier persona decente lo haría. Al diablo con este hombre y su técnica de teletransporte, con los modales y la cortesía. Un sútil desplazamiento de aire fue su única advertencia. En un momento tu habitación estaba quieta y en silencio, y al otro una figura alta con un impecable traje negro y cabello blanco alborotado te sonreía, su repentina presencia casi te provoca un ataque al corazón.

"¡Spices! Voy a Sendai. Pasaré por Kikusuian mientras esté ahí, ¿quieres algo?" Declaró Gojo con su característico entusiasmo burbujeante que nunca dejaba de hacerte estremecer.

Que típico que se invitara a entrar y luego se ofreciera a comprarte golosinas como si eso compesara la interrupción.

Hiciste una mueca ante las páginas frente a ti, la ilustración de una maldición de agua gruñendo hizo poco para mejorar tu estado de ánimo.

Spices.

Ese estúpido apodo te había perseguido desde tu primer mes en la escuela, después de que Gojo escuchó un arrebato tuyo particularmente colorido. No fue tu culpa aprender sobre todo este mundo de la hechicería que ni siquiera sabías que existía hasta que Gojo te reclutó, el estrés del entrenamiento, de estar en un lugar nuevo con tanta gente nueva. Estabas agotado.

¿Pero el gran y venerado Gojo te dio un respiro? Por supuesto que no. Se aferró con deleite a tu lenguaje "picante", otorgándote el apodo como una insignia de honor.

¿En serio? Es posible que de vez en cuando seas un poco impulsivo con la elección de palabras. Pero la mayor parte del tiempo eras la viva imágen de la decencia y los buenos modales. Gojo lo había iniciado. Hakari y Kirara lo habían adoptado con alegría. Y así fue como se quedó el apodo. Pronto tu verdarero nombre fue olvidado. Incluso tus compañeros de primer año te llamaban Spices.

Spices-senpai. ¿Qué tan estúpido es eso? Ahora solo el director Yaga te llama por tu nombre. Todo por las tonterías de Gojo.

Ajeno, como siempre, a tu amarga reacción, Gojo se apoyó casualmente en tu escritorio balbuceando alegremente sobre su inminente merienda.

"¿Qué tal si nos traigo tu favorito, tu mochi Kikufuju? Los de edamame, ¿no? ¿Rellenos de crema dulce?"

Dirigiste una mirada poco impresionada en su dirección. "Te refieres a tu favorito."

Gojo se río, agitando una mano desdeñosa. El movimiento envió una ráfaga de su costosa colonia hacia ti; oud picante mezclado con bergamota brillante.

"Detalles", sonrió. "Ambos sabemos que tengo un gusto impecable."

Apenas te abstuviste de poner los ojos en blanco, sabiendo que eso solo alentaría a sus travesuras. Discutir con Gojo era tan productivo como gritarle a una pared de ladrillos. Aún así, no eras alguien que rechazaba comida gratis solo para demostrar algo.

Tu vida siendo estudiante en JJK | JJKxReader (traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora