Capitulo 5

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Gogeta suspiro sintiendo el agua fría sobre su cuerpo, cielos luego de ese planeta infernal el cambio de clima a uno más fresco era bienvenido se hundió en el agua mojando su cabello para salir frotando su cuerpo con un pedazo de tela de la capa de Vegetto.

—Si sigues arrancando pedazos de mi capa a este paso me quedaré sin ella —Comentó el hombre que había traído leña armando una fogata —

—No te queda bonita te estoy haciendo un favor.

—Claro —mascullo —Ya que estás allí ¿por qué no pescas algo?

—Y tú por que no te bañas ¿eh? Estás todo sucio y mugriento —protestó, Vegetto se olio enarcando una ceja —

—No huelo tan mal además mi aroma no parecía molestarte en la nave.

—No dije que olieras mal, solo que estas todo sucio, mírate lleno de sangre —saco la lengua haciendo una señal de asco el hombre rodo los ojos —

—perdón princesa, además pronto tendré que hacerme cargo del trabajo que tú no haces —le señalo —Y me llenaré de sangre otra vez. —Gogeta bajo la mirada ante eso observando su reflejo en el agua, hizo una mueca hundiéndose —¿ahora que le pasa? —la mujer apareció poco después con un enorme pescado lanzándoselo encima —¡mierda! —le reclamo ya que el pez hizo el ademan de querer tragarlo si no fuera porque ella lo golpeo antes —

—Allí está el pez que querías, puedes destriparlo —Comentó caminando hacia donde estaba su ropa —

Vegetto frunció el ceño intentado no observarla, pero ¿cómo no hacerlo? Su cuerpo era simplemente digno de observar, sus senos, su abdomen marcado, su estrecha cintura, anchas caderas hasta llegar a ese sitio dulce, se relamió los labios cuando ella se dio la vuelta dándole una vista perfecta de su redondo trasero fuertes muslos y esa espalda marcada por el ejercicio. ¡Era perfecta! el pez se removió en sus manos así que a la fuerza aparto sus ojos de la escena para hacer lo que le pidió.

Era un pez bastante grande, pero eso no alcanzaría para llenarlo a los dos, ambos observaron en silencio la fogata, Gogeta se quitó su rastreador para quitarle a Vegetto el suyo haciendo que el hombre le mirara confundido.

—Si tú tuvieras la oportunidad de no causar estas masacres ¿dejarías de hacerlo? —pregunto —

—¿Qué?

—Es que. . .vi que Nappa disfrutaba mucho matar se veía tan divertido asesinado a diestra y siniestra, Raditz también parece divertirse, aunque también le hace ilusión encontrar insectos raros y Vegeta él es peor el parece gozar cada instante de todas las masacres. —Suspiro —A mí no me gusta.

—Créeme, lo notamos. —Contestó, la expresión de la mujer se veía bastante preocupada —¿eso es todo?

—¿a ti también te gusta?

—Es lo que tengo que hacer, Gogeta. —Respondió —

—Eso no responde mi pregunta.

—¿Y que si lo disfruto o no? Es algo que debo hacer así de simple, escucha tú también deberías hacerlo no puedo seguir cubriéndote por siempre, tienes la capacidad mataste a tantos de esos seres del planeta anterior como yo.

—¡pero ellos eran distintos! Eran malos y caníbales además de repugnantes ¡Y nos querían matar!

—¡Los de aquí también nos quieren matar! ¡A todos los planetas que caemos quieren acabar con nosotros!

InflexiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora