A medida que me sumergía más en el conflicto, comencé a cuestionar las motivaciones de los líderes alemanes que habían desatado la guerra.
Antes de emprender mi viaje de regreso, decidí hacer una parada en una pequeña cantina. Quería escuchar cómo las personas estaban afrontando todo esto.
-¿Puedo tomar asiento aquí?- se presentó un hombre con una sonrisa amable.
-Claro- contesté con la misma sonrisa.
......
-Esto está yendo de mal en peor, ¿verdad?- dijo mientras se sentaba.
-¿Disculpe? - contesté tratando de no llamar la atención.
-Los líderes están perdiendo el juicio y solo están sembrando el caos que no pueden controlar.--Es difícil no notarlo- respondí, tratando de mantener mi voz neutral. -Parece que la situación se está volviendo cada vez más caótica-.
El ruso asintió con gravedad.-Sí, y no parece que vaya a mejorar pronto. ¿Tú qué opinas?-
Me quedé en silencio por un momento, midiendo mis palabras.-Creo....que todos estamos atrapados en medio de algo más grande de lo que podemos entender- dije finalmente.
-Solo espero que podamos encontrar una solución antes de que sea demasiado tarde-.El asintió de nuevo, con una mirada pensativa en sus ojos.
-Ojalá- susurró.-Mi nombre es Dimitri, Dimitri Ivanov- me extendio su mano.
-Anna Sokolov- respondí estrechando su mano.En un giro inesperado del destino, decidí quedarme una semana más, Dimitri y yo nos encontrabamos en las sombras de la guerra, compartiendo objetivos en común: poner fin al derramamiento de sangre y detener a los líderes que habían llevado a nuestros países al borde del abismo.
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Después de unos días de convivencia, compartiendo momentos de complicidad y confianza, él finalmente decidió abrirse conmigo.
Me confesó que era un soldado ruso y que estaba cansado de manchar sus manos de sangre en una guerra que ya no creía justa. Sus palabras resonaron en mi corazón, y sin pensarlo dos veces, decidí compartir mi propia verdad.
Le revelé que también había sido parte de la maquinaria de guerra, pero omití la parte sobre mi espionaje y los datos que tenía sobre Rusia.
En su lugar, le dije que estaba huyendo de Alemania, que no había nada allí por lo que valiera la pena regresar. En ese momento, nuestras confesiones crearon un vínculo aún más profundo entre nosotros, basado en la sinceridad y el deseo compartido de dejar atrás un pasado lleno de violencia y dolor.
-Al menos entendemos que no somos tan diferentes el uno del otro- susurró con voz suave, rompiendo el tenso silencio que había envuelto la habitación.
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Promesas Forzadas
ActionLa Prometida del Poder: Un Matrimonio de Conveniencia o una Guerra Inminente Historia Modificada Creditos de las imágenes Autor: ZING Artista: Ttung Gae