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Sábado 5 de enero de 1924
Mis hombres preparaban el encargo mientras yo analizaba las rutas marcadas en el mapa
-Está todo listo señor-
Como líder de la mafia, valoró la seguridad y la discreción en mis operaciones. A veces, ir personalmente a entregar un artículo importante puede garantizar que todo salga según lo planeado y que no haya filtraciones de información.
Además, al estar directamente involucrado, puede asegurarse de que el trato se cierre sin contratiempos y mantener el control total sobre la transacción.
Necesitaba entregar una obras de arte robadas del museo Pushkin, a cambio el me otorgaría monedas de oro valoradas en las pinturas que le llevaría.
-Aleksander! Pensé que no vendrías, pero veo que eres más tonto de lo que pensaba.-
-¿Qué diablos estás tramando Sergei?-
-El trato ha cambiado, Aleksander. Y tú, mi amigo, te has convertido en un obstáculo.-
-No me llames amigo, traidor. Te advertí que no jugaras conmigo.-
-Las advertencias son para los débiles, Aleksander. Yo juego para ganar, sin importar quién caiga en el proceso.-
-Vas a lamentar cada una de tus palabras Vladimir.-
-Lo dudo, Aleksander. Pero no te preocupes, no sufrirás mucho. Mis hombres se encargarán de ti rápidamente.-
En mitad del páramo gélido de la frontera rusa, me encontré rodeado por una jauría de lobos, cada uno con un arma en mano y una sed de sangre que no conocía límites.
Con mi leal AK-47 empuñado, encaré el embate de mis enemigos con la misma ferocidad que un lobo defendiendo su territorio. Los tiros retumbaban en el aire, acompañados por los rugidos de la batalla que se desataba.
Con movimientos precisos, descargué ráfaga tras ráfaga sobre aquellos que osaron desafiarme, derribando a varios con cada disparo. Pero la marea de hombres parecía interminable, rodeándome por todas partes como si fueran sombras acechantes en la oscuridad.
Cada golpe, cada movimiento, era una danza mortal en la que el más mínimo error significaba la muerte. Pero yo no estaba dispuesto a ceder ante la oscuridad que amenazaba con engullirme.
A pesar de mi habilidad, las heridas comenzaron a acumularse. La sangre brotaba de cortes y contusiones, y el dolor se apoderaba de cada fibra de mi ser. Pero no iba a dejarme vencer tan fácilmente, no mientras quedara un aliento en mi cuerpo.
Al fin, después de una batalla que pareció durar una eternidad, el campo de batalla quedó sembrado de cuerpos caídos, testigos mudos de la ferocidad del enfrentamiento. Con un último esfuerzo, me alzé entre los escombros y los cadáveres de mis enemigos, victorioso pero maltrecho.
Subí a un árbol entonces divise una silueta.
Era un soldado Alemán tratando de cruzar la frontera.
Malditos Alemanes corruptos y traicionerosResulto ser más ágil de lo que parecia
-¿Pero a quien tenemos aquí?--Retrocede- Escuché una voz resonando en el aire helado, cuando lo encontré apuntaba su rifle hacia mí.
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Promesas Forzadas
ActionLa Prometida del Poder: Un Matrimonio de Conveniencia o una Guerra Inminente Historia Modificada Creditos de las imágenes Autor: ZING Artista: Ttung Gae