I. Los tres soldados

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Registros del surgimiento de la Gran Guerra Eterna, Imperio del Sol, 200 años después del Terror Oscuro:

Hace doscientos años, en el continente celestial, existió un terror abominable que destruyó la mitad de todos los reinos que se encontraban en él. Se le llamaba el Agujero Negro, una energía de origen misterioso que tenía la habilidad de absorber todo a su paso, incluyendo los poderes herederos, que contienen la energía pura de los astros dentro de un humano representante de cada astro por generación, este humano elegido es capaz controlar la energia de su astro a su antojo. Antes de la aparición del Agujero Negro, los reinos celestiales siempre habían sido independientes uno del otro sin embargo, entendieron que para poder enfrentar la amenazadora energía oscura debían de unirse y detener aquello que los atormentaba, los dos reinos más fuertes, el Reino del Sol y el Reino de la Luna levantaron sus astros haciéndolos compartir el mismo cielo, así lograron utilizar esa energía para sellar el Agujero Negro dentro de un artefacto sagrado, el cual fue resguardado en el Reino del Sol.

Todos los reinos celebraron aquel evento y honraron el fuerte poder del Sol y de la Luna, aquellos dos reinos que se ganaron el respeto de otros, decidieron unificar todos los Reinos Celestiales del Oeste en un solo imperio, esta idea fue aún más poderosa cuando se reveló que el Rey de la Luna y la Reina del Sol se unirían por matrimonio, siendo así que ellos serían los futuros emperadores del Imperio Celestial, apoyados y respetados por todos.

Pero antes de que la unificación se hiciera realidad, un fuerte rumor comenzó a resonar por todas partes, la Reina del Sol se había visto traicionada inesperadamente por el Rey de la Luna, el cual la asesinó sin remordimiento dentro de su palacio, no quedaron registros oficiales de aquel desafortunado evento, así que nadie conoce la historia verdadera, pero sí se registraron las consecuencias de ello.

El rey continuó su deseo de poder, bajó la luna del cielo compartido, poco después, el Reino de la Luna le declaró la guerra al Reino del Sol reclamando el Artefacto del Agujero Negro, sin embargo el Reino del Sol se negó a otorgar el artefacto, cosa que hizo que el conflicto entre ambos se agravara, aquella guerra que duraría tantas generaciones hasta ser llamada la Gran Guerra Eterna también conocida como el Apocalipsis Perpetuo en otras naciones.

Algunos Reinos Celestiales del Oeste simpatizantes con el Reino del Sol; Mercurio, Marte y Saturno, se unieron a sus fuerzas, creando el actual todopoderoso Imperio del Sol. Mientras que, el resto de los reinos; Tierra, Neptuno y Urano fueron conquistados por el Reino de la Luna.

El Reino de Júpiter y el Reino de Venus fueron los únicos que quedaron siendo independientes, uno separado por el mar y el otro en medio del conflicto.

Sin embargo la energía negativa del Agujero Negro no fue eliminada por completo, y no tardó mucho tiempo en resurgir, puesto a que sin la Luna en el cielo, comenzó a aparecer y a contaminar muchas de las zonas de distintos reinos, causando dificultades incluso para la Guerra Eterna. Para purificar y mantener el equilibro de la vida de los habitantes, el Imperio de la Luna y el Imperio del Sol crearon el Código de la Guerra Eterna en donde además de estipular otras reglas, acordaron seguir rotando los astros, cuando la luna saliera por un lado del continente para purificar las tierras, el sol se ocultaría del otro lado, creando así el día y la noche y jurando nunca más volver a encontrar sus caminos. 

–¡Mesa para tres por favor!

La persona que se encontraba leyendo en la barra de aquel viejo bar se vió interrumpida por tres personas que entraron a él repentinamente.

La persona con capa desvió la mirada hacia ellos, eran tres hombres vestidos de soldados del Imperio del Sol, curiosamente, contrario a lo que es normal esperarse de los soldados del Sol, ninguno de ellos era alto o con un físico musculoso, cualquiera que los haya visto de reojo podría haber pensado que eran unos recién reclutados a la guerra, los delgados hombres se abrieron paso hasta llegar a una mesa cercana a la barra, todos se sentaron y pidieron un par de tarros de cerveza.

Lo que hay entre el sol y la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora