Capítulo 13

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Marela

Las mamografías son la cosa más incomoda que puede existir en la faz de la tierra. Que esa maldita maquina te espachurre la teta no es para nada agradable. Y para colmo está el detallito de que hay una persona desconocida viéndome medio desnuda. Aun no me acostumbro a eso y creo que jamás lo haré.

Llevo media hora sentada en la oficina de mi medico esperando los resultados de todos los análisis que me mandó hace un tiempo. Admito que estoy nerviosa, las manos me tiemblan, pero eso no quita que la esperanza la perdí hace mucho tiempo.

Siempre que me hago un examen nuevo los resultados son los mismo, cero avances.

La puerta de la oficina se abre haciendo que salga de mis pensamientos. El doctor entra y camina hasta sentarse en la silla detrás del escritorio. Nunca me mira en ese pequeño lapso de tiempo, siempre tiene los ojos puestos en los papeles que tiene en las manos.

Siento como el corazón se me aprieta por los nervios.

—¿Cómo estás? —me pregunta dejando los papeles en el escritorio y con una sonrisa en el rostro.

—Pues ahí. —La voz me sale temblorosa.

Él se da cuenta y suelta un suspiro.

—¿Y? —pregunto super nerviosa. No sé porque siempre me da esto si ya sé lo que...

—Está todo bien, Marela

Espera... ¿Qué?

¿Escuché bien?

Me paso la lengua por los labios pensativa. Están algo resecos, pero eso ahora no me importa.

—¿Qué?

—Que todo está bien. Por lo que veo el cáncer ha reducido bastante, tu hemoglobina está estable... eso quiere decir que puedes olvidarte de la dieta que te mandé, ya puedes comer lo que te apetezca. No veo nódulos sospechosos... en resumen la quimio está haciendo su trabajo.

No puedo hablar. Parpadeo varias veces intentando procesar todo lo que me acaba de decir. Suelto un suspiro y mis labios se alzan en una sonrisa. Una sonrisa genuina. Recargo mis codos en mis rodillas y me tapo la cara con las manos.

—¿Todo bien? —me pregunta.

—Sí, solo estoy procesando todo

—Está bien, tomate tu tiempo.

Tomo respiraciones profundas y las suelto lentamente. Me quedo en la misma posición por unos minutos. Cuando despego mis manos de mi cara siento como mis labios se alzan nuevamente en una sonrisa.

Todo está bien

Todo está yendo bien... por ahora, pero espero que se quede así.

—¿Todo bien ahora?

Asiento porque se me olvido como hablar.

—Esto es una muy buena noticia, Marela, pero como siempre, todo puede cambiar. Las quimios seguirán siendo todos los viernes para acabar con todas las células que queden y prevenir complicaciones.

Asiento ante sus palabras.

—Y eso, todo se ve bien por el momento. Así que... ve a disfrutar, Marela. Ve y come algo que no hayas comido hace mucho tiempo, sal con tus amigos, pero sobre todo disfruta. Seguiremos en contacto.

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