Al amanecer de un nuevo día, escuché el llamado de una mujer llamando a Nobita. Pensé que había dejado la computadora encendida. Al abrir los ojos, me asusté bastante porque no podía ver claramente.
Sin saber lo que estaba pasando a mi alrededor, me levanté de donde estaba acostado para identificar el lugar en el que me encontraba. Teniendo problemas con la vista, decidí buscar unas gafas para poder ver mejor y entender dónde estaba.
Antes de ponerme las gafas, un fuerte dolor de cabeza golpeó mi subconsciente, haciendo que mi corazón latiera lentamente. Lo único que pude ver fue a una mujer entrando a mi cuarto con expresión preocupada, mientras mis ojos se cerraban debido al dolor de cabeza.
Minutos antes del desmayo.
Nobita, es hora de levantarse, llegaras tarde.
Al subir las escaleras con una mirada furiosa alce mi voz fuerte, mientras la puerta se habría rápidamente.
Al pronunciar su nombre Nobita, vi a mi hijo mirarme, en su nariz le comenzó a salir pequeñas gotas de sangre, sin previo aviso callo desmayado, al soltar lo que tenía en mis manos agarré el rostro de mi hijo.
Notando que su hijo comenzó a calentarse, con lágrimas saliendo de mis ojos, solté a mi hijo, bajando de las escaleras directamente a buscar el teléfono, mientras mi corazón latía con fuerza en mi pecho.
"¡911, emergencias! ¿En qué puedo ayudarle?", dijo una voz calmada al otro lado de la línea.
Con voz temblorosa, respondí: "¡Es mi hijo Nobita! Está muy enfermo y no responde. ¡Necesito ayuda, por favor!"
La operadora comenzó a hacer preguntas para entender la situación.
Traté de explicar lo mejor que pude, luchando por mantener la calma mientras mi mente estaba llena de preocupación por mi querido hijo.
La voz de la operadora era serena y tranquilizadora, dándome instrucciones claras para cuidar a Nobita hasta que llegara la ayuda médica.
Seguí cada palabra con determinación, desesperada por ayudar a mi hijo en esta situación tan angustiosa.
La sirena de la ambulancia resonaba en la calle frente a la casa de Nobita. Corrí hacia la puerta con el corazón en un puño, esperando la llegada de los paramédicos. Mi mente estaba llena de ansiedad mientras imaginaba a Nobita enfermo y necesitado de ayuda urgente.
Cuando la ambulancia se detuvo frente a la casa, los paramédicos salieron con rapidez, llevando consigo el equipo necesario. Abrí la puerta y los recibí con una mirada de angustia.
"¡Por aquí, por favor!", les indiqué, mi voz temblorosa.
Los paramédicos entraron con determinación, su uniforme azul resaltando en mi sala de estar. Les guie hacia donde yacía Nobita, quien parecía pálido y débil. Con cuidado, lo colocaron en una camilla y lo aseguraron con correas para su seguridad.
"Vamos a llevarlo al hospital más cercano", dijo uno de los paramédicos, su voz tranquila pero urgente.
Asentí con la cabeza, incapaz de articular palabras mientras seguía a los paramédicos fuera de la casa hacia la ambulancia. Nobita estaba siendo llevado directamente al hospital, y yo lo acompañaría cada paso del camino.
El viaje fue un torbellino de luces y sonidos. Los paramédicos trabajaban con eficiencia en la parte trasera de la ambulancia mientras yo observaba ansiosamente a Nobita, sintiendo cada bache en el camino como un latido en mi propio corazón.
Finalmente, llegamos al hospital. Nobita fue llevado rápidamente al área de emergencias mientras yo me quedaba en la sala de espera, las horas parecían eternas mientras esperaba noticias sobre la condición de mi hijo.
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Nobita: Dios del Panteón Uchiha
Science FictionNobita, un joven marginado en el mundo de Doraemon, se ve catapultado a una aventura épica cuando su destino se entrelaza con el legendario linaje Uchiha. Despertando en el cuerpo de Nobita, nuestro protagonista descubre un poder increíble: un dedo...