1

54 8 1
                                    

Algo cayendo en su estómago la despertó, sus ojos se abrieron de golpe y levantó la mitad de su cuerpo. Tocó su cabeza al sentirse mareada, vio su alrededor. Estaba en medio de una calle.

—¿Que mierda es esto? —agarro la bolsa que cayó en sus piernas. De pronto alguien se lo arrebato de las manos.

—¡Es mi droga, perra!

La persona salió corriendo de pronto. Alison curvo una ceja, confundida por lo que acababa de suceder. Pero le resultaba más confuso que las personas tuvieran la piel rojiza y cuernos.

—No me jodas... ¿El Infierno es real?

Vio con detenimiento sus alrededores, parecía solo una ciudad normal. Pero no pasaba por alto que escuchaba disparos de todos lados, gritos y demonios peleando entre ellos.
Alison palpo su cuerpo, estaba igual que siempre. Traía la ropa que usaba siempre en su trabajo, lo curioso es que ahora una cola y dos cuernos emergiendo de su cabeza.

—Quien lo diría. ¿Podré comprar ropa? Este uniforme comienza a ser molesto.

Y como si la suerte estuviera de su lado, un camión se desvío del camino y las cajas que llevaba atrás cayeron mostrando su contenido. Eran diferente tipos de prendas. Varios demonios se juntaron y se llevaron la mayoría, hasta se robaron piezas del vehículo.

Ella se acercó a la zona y tomó lo primero que encontró. Se escondió en un callejón oscuro y cambió sus prendas por las que tomó. Un conjunto negro, con muñequeras de cuero. No le quedaba mal, usaba el color oscuro en la mayoría de sus ropas cuando estaba viva.

—Bien —aplaudió una vez, puso sus brazos en jarra sobre su cadera—. Estoy en el Infierno, ¿ahora que hago?

☆★☆

Se paseo por las calles del Pentagrama unas horas, no era diferente al mundo real. Excepto que algunos demonios se mataban entre ellos, como lo normal del día a día. Había edificios, televisión, noticias de lo que sucedía, hasta la droga era algo muy visto en cualquier lado.

Podías hacer lo que quisieras. No había alguna ley que te lo prohibiera, no hasta el momento.

Pero ahora debía preocuparse para saber en donde viviría. De alguna forma todo el sistema del Infierno funcionaba como una ciudad normal. El dinero fluye y ella quería dinero.

¿Que le gustaba hacer?

Nunca se pudo a pensar si tenía un hobby en especial, su vida era común y corriente. Jamás hizo algo que le apasionara de verdad, se concentro es sus estudios hasta la secundaria. Y luego empezó con su trabajo, no entro a la Universidad al no saber que hacer con exactitud.

Consiguió un trabajo de secretaria hasta llegar a asistente. Y luego su trabajo la consumió y perdió el control.

Aunque, siendo el Infierno dudaba de que necesitará algún estudio en especial. Estaba segura que si entraba a algún lugar y pedía empleo, se lo darían.

—Oiga.

—¡Esto es una mierda! ¡Prefiero drogarme todo el día!

—¡Entonces hazlo! ¡Porque estás despedido, idiota!

—¡Bien!

—¡Bien!

Al entrar a una tienda se había topado con una disputa entre dos hombres. Era un local de discos, lo supuso al escuchar música a un volumen bajo. Volviendo a la discusión, uno de ellos pasó por su lado y salió del lugar con una clara ira en su interior.

𝘼𝙉𝙊𝙏𝘼𝘿𝙊 ★Lucifer Morningstar★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora