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Dejo caer la pila de papeles sobre la gran mesa de centro, limpio el sudor de su frente y fue repartiendo las carpetas de los informes por asiento.

Pronto sería la reunión.

—Oh, Alison. Que bueno que te encuentro.

—¿Que sucede, señor?

—Necesito que hagas horas extras hoy. Hay mucho trabajo por terminar y te necesito allí. —su jefe tomó asiento en la cabecera de la mesa.

La azabache dejó caer sus hombros—. Pero, señor, recién estoy terminando mis horas extras de ayer. Ni siquiera pude volver a mi casa y dormí una hora.

—¿Y eso que? Nadie aquí volvió a su hogar por terminar el trabajo. Debes acostumbrarte.

Ella inhaló profundo—. Señor...

—También ayuda con el almuerzo. Esta reunión puede durar todo el día y muero de hambre. ¿Que esperas?

Alison resoplo. Simplemente asintió y salió de la sala de juntas, apoyo su espalda contra la puerta y soltó un pesado suspiro.
Llevaba horas yendo de un lado a otro, apenas podía mantener sus ojos abiertos. El café dejaba de hacer efecto, no importa cuantas tazas tome.

—¿Cansada? —vio de reojo a su compañero. Él se encargaba de traer y llevar el correo a las secretarias, incluida ella.

—Quiero morir. Si quiera puedo mantenerme en pie y el jefe solo pide más trabajo.

—Bueno. No eres la única con peso en sus hombros, la mayoría comienza a quejarse. Pero así es el trabajo.

—¡Alison! —gritaron del otro lado del pasillo.

—El deber llama. —su amigo golpeó levemente su hombro. Ella sacudió su cabello y volvió dentro de la sala.

El mayor miraba papeles sueltos que traía en su mano—. Necesito los informes de la última junta y dile al personal que se prepare para la llegada de los clientes. Todo debe salir bien hoy.

Apretó sus puños.

—¿Que haces allí parada? Muévete, niña, hay mucho trabajo. Si quieres avanzar entonces se rápida.

—Señor, ¿cuando tendré mi descanso? La hora del almuerzo paso y no pude comer nada. Apenas puedo estar en pie, solo le pido una hora libre.

—¿Hora libre? —giro sobre la silla para verla—. Aquí no existen horas libres. El trabajo es hora, la prioridad. Si no puedes con el trabajo, renuncia, me encargaré de que todos sepan que prefieres olgazanear a trabajar.

—¡¿Que?!

—Alison. Alison, alison, alison...

El adulto se puso de pie y camino en su dirección. Rodeo su cuerpo varias veces hasta terminar tras su espalda. Sintió las manos sobre sus hombros.

—¿Que hace?

—Relájate, Alison. Solo te doy un masaje, ¿no estabas cansada?

Ella frunció el ceño.

—La reunión empieza en menos de una hora. Puedes ir a mi oficina y podrás relajarte un poco. Yo te ayudare. —escucho su voz cerca de su oído. Su cuerpo se tenso por la cercanía.

—Alto.

—Quiero ayudarte. Eres joven, puedes relajarte y divertirte. Vamos.

Algo húmedo pasó por su cuello.

No lo resistió. Levantó su brazo y lo alejo de un codazo en su rostro. Sangre mancho el suelo, ella giro sobre sus pies y lo derribo de una patada.

—¡Zorra! ¡Seguridad!

Alison se arrodillo frente al hombre, sujeto su brazo y la quito de su nariz, dejando que la sangre siga cayendo.

—No sabes cuanto quería hacer eso. Le pedí una hora libre, no que se aprovechará. Me da asco.

—¡Seguridad! —grito de nuevo.

La pelinegra se levantó, camino hasta la mesa y tomó un bolígrafo. Observo la punta unos segundos, regreso con su jefe.

—Que... ¿Que haces?

—Solo voy a tomar nota. No se preocupe, señor.

De pronto la puerta fue abierta, ambos dirigieron sus miradas a la entrada. Dos hombre de seguridad estaban allí.

—¡Intenta matarme! ¡Llamen a la policía!

Ella se pudo atrás de su jefe y coloco el bolígrafo en su cuello.

—¡Morirá si se mueren! —amenazó. Uno de ellos desapareció por el pasillo—. Solo pedí una hora libre, ¡no pueden culparme! ¡Este maldito solo goza de tratarnos como la mierda! ¡Quiero mis vacaciones! ¡Quiero dormir! ¡SOLO UNA HORA LIBRE!

—Tranquila, Alison. No piensas con claridad. Estás agotada, igual que el resto. Pero deja ir al señor Dan, nadie tiene que salir herido.

—¡No! Retrocede —clavo la punta de su arma alertando al hombre en frente, el mayor intentaba mantener la calma. Pero le costaba respirar—. Solo... déjame pensar un momento.

—Esta bien, tranquila. Todo saldrá bien.

—¡Deja de acercarte! ¡Lo mataré! ¡Arruina mi vida!

—¡NO!

Un fuerte sonido se escucho en la habitación. Dan cayó al suelo igual que la chica, el hombre volteo y encontró a su compañero. Él bajo el arma y recupero el aliento.

Disparo contra Alison.

Ambos observaron el cuerpo de la mujer tendido en el suelo al igual que su jefe, Dan tenía el bolígrafo clavado en su cuello. Y Alison tenía un agujero en su cabeza.

Un tiro limpio en la frente acabó con su vida.

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Bienvenidos a esta nueva historia!

Supongo que me obsesione mucho con Lucifer y aquí me tienen. Otra historia con el diablo.

Espero les guste!

Sigan leyendo conmigo!

𝘼𝙉𝙊𝙏𝘼𝘿𝙊 ★Lucifer Morningstar★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora