Capítulo 4 - Pasión

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Habían pasado algunos días y todo transcurrió de manera normal, como si nunca hubiéramos tenido esa discusión, y supongo que es lo mejor. Los entrenamientos habían sido constantes pero aún así pudimos vernos algún que otro día.

-Me voy de regreso a Alemania el martes- dije suavemente mientras yacía sobre el pecho de mi enamorado. -Lo sé, ¿cuándo regresarás?- preguntó mientras acariciaba suavemente mis cabellos. Cuando teníamos estos momentos pacíficos podía sentir como el amor se escapaba por mis poros.

-Creo que dentro de un mes y medio, y de hecho podré quedarme un período más largo, así que podremos vernos más. Esto de trabajar en un equipo extranjero es muy duro, más cuando tengo que estar viendo al imbécil de Kaiser- suspiré.

No voy a negar que de vez en cuando me gustaba mencionar ligeramente a mi rival alemán ya que sabía que a Rin no le caía nada bien, así que me gustaba verlo ponerse un poco celoso. Ya que Kaiser era un tipo innegablemente atractivo que tenía muchas personas detrás de él, aún con su detestable personalidad.

A pesar de eso, no hubo reacción alguna -Entiendo, entonces nos veremos pronto- contestó mientras empezó a quedarse dormido. Otra vez esta ansiedad estaba creciendo en mi pecho, no podía evitar sentir que él ya no me amaba igual que antes, algo me lo estaba diciendo dentro de mí, pero él aseguraba que me ama igual que siempre.

¿Cómo es qué puede quedarse dormido en medio de una conversación?, yo no podría aunque quisiera. No quiero irme, no quiero apartarme de su lado, siento que no vamos a poder comunicarnos igual cuando ya no esté aquí.

Durante este tiempo hemos hecho todo lo posible y necesario para mantener una buena comunicación. Siempre había sentido interés de su parte, incluso me había ido a visitar de sorpresa en varias ocasiones.

Empecé a llorar de nuevo, odio esta sensación y estos pensamientos que están llenando mi cabeza, amo tanto a Rin que el solo hecho de pensar en que ya no quisiera estar conmigo me destruye.

Estoy seguro de que él notó mi llanto, ya que desafortunadamente no soy muy silencioso que digamos, aún así pretendió estar dormido, supongo que no quería lidiar conmigo en ese momento, y la verdad es que lo entiendo.

Ya era el día lunes, y yo me encontraba en mi apartamento terminando de empacar las cosas necesarias para volver a mi "hogar". Al día siguiente en la tarde salía mi vuelo.

El timbre sonó, por lo que me acerqué a la puerta y abrí. -Hola- me besó y entró. -¿Vienes a ayudarme a empacar?- pregunté riendo de manera bromista. -¿Empacar?- preguntó un poco confundido.

-¿Te ibas mañana?- parecía estar desubicado. -Sí, ya sabías, ¿por qué la pregunta?- ahora el confundido era yo.

-Me equivoqué, pensé que te ibas hoy, no venía a ayudarte con la maleta, en realidad venía a recogerte para llevarte al aeropuerto- decía mientras se ponía una mano sobre la cabeza -Supongo que yo también cometo errores-.

-Bueno, ¿qué se va a hacer?- dijo mientras se sentaba en la cama y me agarraba del trasero. -Oye, ahorita no, tengo mis cosas para empacar regadas por todos lados- no podía evitar molestarme un poco, pensé que sería suficientemente importante como para que él recordara la fecha en que regresaba a Alemania.

-Solo un poco, ya que vine hasta aquí- dijo mientras hundía su rostro en mi pecho y empezaba a juguetear con mis pezones por encima de la ropa. A veces me siento un poco como un objeto, siento que él siempre tiene humor para el sexo, pero no siempre tiene humor para tener ciertas conversaciones serias.

Metió sus manos debajo de mi camisa subiendo por mi espalda, era inevitable por mi parte no tener una reacción ante tales estímulos, a pesar de no encontrarme del mejor humor.

Me sacó la camisa y empezó a lamer desde mi abdomen hasta mi pecho mientras con sus manos tocaba otras partes de mí. Yo coloqué mis brazos en sus hombros, a mí realmente me gustaban sus brazos y su espalda, aún más que sus muslos.

-Ahh, Rin- gemía calurosamente cerca de su oído para causarle mayor provocación -quítame esto, estorba- le dije mientras me señalaba mis pantalones y mientras ponía una de mis manos encima de los suyos. De repente se abalanzó sobre mí cambiando las posiciones, ahora yo estaba acostado en la cama y él encima mío.

Primero se deshizo de su propia camisa y después procedió a quitarme fervientemente mi parte inferior, dejando mi desnudez al descubierto. Teníamos tanto tiempo juntos que ya no existía la vergüenza en absoluto.

-¿Qué pasa Yoichi?, ¿estás tan excitado con tan poco?- preguntó de manera pícara mientras esbozaba una sonrisa y me miraba con esos profundos ojos decorados con unas largas pestañas.

-Mira quien habla- le dije mientras sacaba su miembro de entre sus ropas. Comencé a mover mi mano de arriba hacia abajo mientras el lamía y mordía mis pezones, me encantaba hacer estas cosas con él, ya que congeniábamos muy bien.

Él también tomó mi miembro, por lo que nos estábamos masturbando mutuamente, el calor crecía dentro de mi cuerpo, se sentía tan bien, y escuchar los gemidos de Rin aunque fueran bajos, me prendía aún más.

-Mételo- le exigí. -Aún no, no te desesperes- tomó el lubricante que estaba en el respaldar de mi cama y comenzó a prepararme primero con un dedo. Él siempre se preocupaba de que yo la pasara bien y no sintiera dolor.

Metió el segundo y yo ya no podía concentrarme en él, por lo que solo me retorcía de placer mientras le besaba apasionadamente y recorría con mis manos sus cabellos y su nuca, quería que ya lo pusiera dentro de mí, metió el tercero, así que le volví a exigir.

-Mételo Rin- sentía como si fuese a morir. -Si insistes- respondió embistiéndome con fuerza, no pude evitar soltar un fuerte gemido. No puedo explicar con palabras lo que se siente convertirse en uno con la persona a quien más amo en el mundo.

Cambiamos de posición sin desprendernos, a él le gustaba verme desde abajo, y a mí me gustaba llevar el control desde arriba. Rin me dio sus manos para que yo pudiera sujetarme y tener apoyo para poder subir y bajar en su miembro.

-R-Rin- decir su nombre mientras nuestros cuerpos compartían el calor se me hacía muy excitante, poder ver esas expresiones que no le muestra a nadie más me volvía loco, por lo que empecé a moverme con más fuerza.

-Aahhh... Rin, me voy a c-correr- le dije mientras él sujetaba con fuerza mi trasero y me embestía con todas sus fuerzas tocando mis partes más sensibles. -¡AAHH!- gemí con fuerza mientras ensuciaba a mi compañero en su pecho y parte de su rostro.

Al ver que yo ya había acabado, tomó con aún más fuerza mi cintura y me embistió con más velocidad, hasta llenarme. Su rostro orgásmico era un tesoro único para mí.

-Lo siento ahora tendré que limpiarte- me dijo apenas caí acostado a su lado. -¿Qué dices? No es como que fuera la primera vez jaja- en la mayoría de ocasiones solíamos usar preservativo justamente para evitar ensuciarme, pero de vez en cuando la calentura nos ganaba.

Respirábamos agitadamente yacidos el uno al lado del otro en la cama. -Mañana tienes que darme una buena despedida- le dije mientras cerraba mis ojos y le sonreía.

Rin me volteó a ver y abriendo sus labios dijo -Ahhh sobre eso, mañana tengo planes y no podremos vernos-.

Entonces, ¿Qué me queda?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora