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Advertencias: stony como pareja principal, cositas lindas y fluff.

Lo único bueno que trajo el regreso a clases era saber que pronto acabaría ese semestre y, con ello, podría dejar de esconder su relación con Steve

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Lo único bueno que trajo el regreso a clases era saber que pronto acabaría ese semestre y, con ello, podría dejar de esconder su relación con Steve.

Tony se rió cuando sintió la boca del alfa en su cuello, haciéndole un chupón encima de su glándula de feromonas. El omega gimoteó, dándole un golpe suave a Steve en la espalda para que lo soltara, pero poco logró.

—¡Steeeeeeeeve! —dijo entre carcajadas—. ¡Oye, no seas aprovechado!

—Pero es que hueles muy bien —murmuró Steve, sin soltarlo, y Tony sintió la entrepierna dura de su novio contra su culo—, me dan ganas de comerte.

—¡Eres un descarado! —tartamudeó Tony, antes de girar su cabeza y recibir un beso en los labios—. Te odio demasiado.

—Vamos a fingir que te creo, bebé.

Como si lo hubieran invocado, el llanto de Peter resonó repentinamente. Los dos suspiraron al mismo tiempo, aunque Steve se puso de pie primero. Tony no sabía en qué momento, pero de alguna forma, ahora pasaba más tiempo en la casa de Steve que en la suya propia. No es como si se estuviera quejando, porque le hacía sentir muchas mariposas en el estómago. Además, Steve se preocupaba demasiado por Peter, especialmente en hacerlo sentir cómodo allí.

Todo estaba yendo demasiado rápido, pero Tony lo disfrutaba por completo. Ya estaban a mitades de enero y pronto comenzaría su época de exámenes finales en la universidad.

Steve volvió con el bebé en brazos, que chupaba su pulgar, y Tony se enderezó para agarrarlo. Le revolvió la mata de cabello, oyendo el ruidito de gusto que hizo, y Steve no tardó en acostarse a su lado. Era sábado en la mañana, así que tenían tiempo suficiente para seguir acostados otro momento.

—¿Qué vamos a almorzar hoy? Te toca a ti —habló Tony, mientras Peter cerraba sus ojos para volver a dormir.

—Podemos comer fuera —sugirió Steve, perezoso—. No tengo muchas ganas de cocinar hoy.

—Nunca tienes ganas de cocinar.

Aun así, Tony no puso muchos reparos para la sugerencia de Steve. Le gustaba salir con el alfa y tener momentos de pareja con él. Especialmente, que el resto supiera que el mayor ya tenía a alguien a su lado. Tony era demasiado celoso.

Más tarde, mientras Steve se duchaba, Tony estaba vistiendo a Peter para la salida. El bebé parecía reacio a querer ponerse el enterito de conejo, así que su mamá le regañaba sin descanso alguno.

—Te tengo demasiado malcriado —dijo Tony, un poco enfadado consigo mismo—, ya vas a ver, si sigues así, te daré una tunda en el trasero, Petey.

—¡Prrrrrrrrrrrrrrrr! —barboteó Peter, sacando su lengua. Tony le pellizcó la nariz, arrancándole un grito de queja.

—Compórtate —le dijo, serio, y Peter infló sus mejillas—. La próxima vez que me hagas un escándalo, no te daré más leche.

WAY BACK HOMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora