CAPÍTULO III

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Me la pasé el resto de las vacaciones con dolor de guata, tomando mi agüita de hierba y hablando con el Tom por mensaje y videollamadas que duraban hasta las cuatro de la mañana. El tiempo se me iba volando cuando hablaba con él.

Ya era lunes, se acabaron las mini vacaciones. Y me preparaba para ir al colegio. Pero todo empezó mal. Primero, la alarma no sonó y ahora estaba atareada porque no encontraba mis pantis de polar, no iba a ir caga' de frío liceo. Las iba a encontrar como fuera.

Me demoré 15 minutos tratando de encontrar mis pantis. Luego me fui corriendo a la ducha. 5 minutos más ahí. Salí, me vestí rápido, lave mis dientes tomé mis cosas y salí corriendo de mi casa sin desayuno. Tocó nomá', me pasa por weona.

Cuando llegué al paradero justo se me fue la micro.

-¡Por la cresta!- susurré enoja'. Ya, tocó esperar la micro siguiente. Lo cuál fueron 15 minutos más.

Cuando llegó la micro siguiente micro subí y al conductor le pasé el pase escolar. Me miró como enojao' pero la dejo pasar. Mas encima me tocó ir parada porque no había asiento desocupado. Así que me sujeté de la baranda. Después me puse mis audífonos.

Durante el trayecto el conductor iba a todo lo que daba. Se pasaba los lomotoros como quería. Se creía el rayo McQueen o no sé. Hasta que una señora se enojó y se lo paró diciendo que llevaba gente y no saco de papás. Pero el conductor se hizo el sordo. Viejo pesao'.

Después de 10 minutos llegue al liceo, casi sin aire porque me fui corriendo del paradero donde me dejó el bus.

Cuando llegué estaba uno de los inspectores, el tío Emilio. Me miró con una cara de decepción. Pero el tío ya me conocía.

-¿Otra vez tarde, Natalia?-

-Pucha tío, es que se me fue la micro.-

-¿Otra vez? Ya, te hago el pase. Pero que no vuelva a pasar.-

-Gracias tío.- siempre me dice lo mismo y siempre pasa. Si yo les contara chiquillos cuántas veces se me ha pasado las micro, me faltan dedos para decirles.

Tomé el pase y me fui corriendo a la sala. Toque la puerta y estaba la vieja pesa' de Matemáticas, me miró y se hizo la loca. Uy, como que me cae mal. Y luego a los 5 minutos me abrió. La saludé de mala gana y le dí el pase que me dió el tío y me fui derechito a mi puesto, donde estaba la Antonella, mi mejor amiga. Y adelante estaba el Maicol. Mi mejor amigo y el pololo de la Anto (yo la tercera rueda, a veces).

Si hablamos de la Anto, era la matea, y la presi del curso. Y el Maicol era al que le gustaba el fútbol y los juegos del computador, no era el mejor en notas pero el cabro se esforzaba. Y la Anto siempre lo ayudaba a subir sus notas. Y cuando la Anto no podía, le ayudaba yo.

Cuando me senté al lado de la Anto. Esta me susurró un "después hablamos" y yo quedé como media confundida. Y me obligó con la mirada a sacar el cuaderno de matemáticas y tomar atención. Más mandona pero igual la quiero.

Yo no era tan matea pero nunca bajaba del promedio 6,0. Me mantenía. Igual era capa, bueno ni tanto (sincera, siempre).



 Igual era capa, bueno ni tanto (sincera, siempre)

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¿𝐌𝐞 𝐩𝐚𝐬𝐚𝐢' 𝐭𝐮 𝐈𝐧𝐬𝐭𝐚? ♪  𝔗𝔬𝔪 𝔎𝔞𝔲𝔩𝔦𝔱𝔷.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora