CAPÍTULO IV

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Cuando entré a la cocina quedé plop al ver al Tom al lado de mi mamá. Entré a la cocina a saludar, arrugando la frente algo confundida.

Saludé a mi mamá con un beso en la mejilla y al Tom igual. Y luego le susurré:

-¿Y voh', que estai' haciendo aquí?

-No respondiste mi mensaje. Y vine para invitarte a salir po, pero tu mamá me invitó a tomar oncecita, así que aquí estoy, ganándome a la suegra.- ríe, que es balsuo' este weon.- además le ayude a hacer un queque.-

- Eri' patuo'.- le dije con falso enojo. Igual estuvo lindo el gesto de venir. Ya, pero no tengo que demostrar nada. Hazte la fuerte Nati. Miré a mi mamá que estaba con el Tom.- iré a mi pieza para dejar mi mochila.

Ellos asintieron. Cuando llegué a mi pieza tiré la mochila a la cama y fui a mi clóset a cambiarme ropa. Porque no me gusta el uniforme del liceo. Ya, lo dije.

Me puse unos jeans, un crop top, mis zapatillas converse favoritas que nunca me sacaba por nada del mundo y un poleron peludito porque comenzó el frío (ta' helao' pero soy team frío).

Bajé las escaleras de dos en dos mientras tarareaba la canción de los Backyardigans (no me culpen, es culpa de mi prima chica) y llegué a la cocina. Mi mamá conversaba muy feliz con el Tom. A pesar de que la primera impresión no fue buena se ve que le está cayendo bien. Imagínense que a mi ex nunca lo invitó a tomar once ni le hizo un queque. Sospechoso.

Mi mamá me miró para luego decirme:

- Nati, anda a poner la mesa.- bueno, hay visita, no hay nada que hacer, no puedo quejarme. Me acerqué al mueble para buscar un mantel para poner en la mesa cuando alguien ya me lo estaba quitando de la mano. Era el Tom.

- No se preocupe señora. Yo puedo poner la mesa. - dice este ya con el mantel en la mano. Ya chiquillos, no hay vuelta atrás, me perdieron.

- ¿Pero cómo si usted es la visita?. - lo miró mi mamá cruzada de brazos.

- No hay problema, no se preocupe.- el Tom empezó a poner la mesa. Las tazas, el té, el café y las cosas pal pancito. Se ve tan lindo. Nati basta, por la chita.

- Anda a decirle a tu hermano que la once ya está lista.- me miró mi mamá y  solo obedecí. Pero cómo me daba paja volver a subir la escalera, le grité.- ¡MATEO! ¡BAJA!- y escuché una risita. Chucha, deberás que estaba él Tom. Qué vergüenza. Y me puse roja como tomate.

-¡YA VOY!- me gritó desde el segundo piso. Estos chiquillos de hoy en día.

El Mateo a los 5 minutos bajó, con sus audífonos puestos y su tablet en la mano.

-Dejalos en el sillón. Vamos a tomar once po Mateo.

El levanta la mirada y rueda los ojos.- uyy que eri' pesa'.- luego desvía la mirada por la sala y ve al Tom que está terminando de poner la mesa.- ¿y este quién es? ¿Tú nuevo pololo?

A veces como me dan ganas de encerrarlo todo el día en la pieza a este guaren. El Tom al escuchar al Mateo, ríe y luego se acerca al guaren de mi hermano. Y el balsuo' este le pregunta.- ¿Jugai, FIFA?

-Si po, y soy súper bueno. Super capo.

El Mateo lo miró por unos segundos seriamente y luego dijo:

-Bienvenido a la familia.- yo solo abrí los ojos. ¿Y este? Okey, esto ya se puso raro.

Antes de que le dijera algo a este guaren mi mamá salió con el queque recién salido del horno.- ¡A sentarse!- dijo con una sonrisa mientras dejaba el queque en medio de la mesa. Todos nos sentamos. Y justo alguien golpeó la puerta principal. Mi mamá fue a abrir y era mi papá, quién llegaba recién del trabajo.

¿𝐌𝐞 𝐩𝐚𝐬𝐚𝐢' 𝐭𝐮 𝐈𝐧𝐬𝐭𝐚? ♪  𝔗𝔬𝔪 𝔎𝔞𝔲𝔩𝔦𝔱𝔷.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora