ᴄᴀᴘÍᴛᴜʟᴏ 11. ᴍᴇɴᴛɪʀᴀꜱ ʏ ᴍÁꜱ ᴍᴇɴᴛɪʀᴀꜱ.

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CRISTAL

Debía admitir que poder mucho que me preocupaba la situación de Peter, me hacía bien intentar ayudarle. Al menos así tendría tiempo de descubrir qué es lo que el castaño tramaba.

Ya habíamos llegado al hotel en el que nos quedaríamos durante el decatlón. Por suerte, a pesar de no estar oficialmente en el equipo, contaba con el pase de ayudante del profesor. En cuanto entramos, el castaño y el moreno no tardaron en salir corriendo escaleras arriba, con una excusa para nada realista, sobre todo porque Peter Parker odia el picante. Sin embargo, lo dejé pasar, ya descubriría que esconden esos dos más tarde.

Lizz y yo recogimos las tarjetas magnéticas que sirven como llave y sin esperar mucho nos dirigimos a nuestra habitación. Nada más entrar lo primero que hice fue tirarme en la cama de la izquierda enterrando mi cabeza en la almohada.

—¿A quién se le ocurrió que un viaje de cinco horas en autobús sería buena idea?

Lizz soltó una dulce carcajada mientras dejaba sus pertenencias sobre la cama y se dirigió al minibar que se encontraba en una esquina de la habitación.

—No ha estado tan mal...

—Ten tú los ronquidos de Ned durante todo el viaje de fondo.

La morena soltó otra carcajada mientras se giraba con varias chocolatinas en las manos.

—Al menos Peter volvió al equipo, con él seguro que ganamos —se sentó sobre su cama antes de extender una de las chocolatinas en mi dirección—. ¿Quieres?

Levanté la cabeza en su dirección y asentí, por lo que la chica me lanzó la barrita. Por poco se me cae, pero conseguí atraparla a tiempo.

—Si, bueno. Siento que algo no va a salir bien.

—¿Te refieres al Decatlón?—negué con la cabeza—. ¿A Peter?

Esta vez no respondí, simplemente volví a hundir mi cabeza en la almohada. Odiaba admitirlo, pero saber que mi mejor amigo me mentía me estaba corroyendo por dentro. El silencio inundó el lugar, cerré los ojos unos segundos con la intención de dormir, aunque solo fueran quince minutos cuando la chica volvió a hablar.

—Cris... ¿Qué sientes por Peter? —su pregunta me hizo incorporarme de golpe.

Esa pregunta era absurda, ¿Qué iba a sentir yo por Parker? No era más que el chico dulce y gracioso que con el paso del tiempo se había convertido en mi mejor amigo. El mismo que tantas veces había visto disfrazado de Jedi jugando con espadas láser de plástico, o dando saltos de alegría cuando alguien mencionaba cuál mínimo detalle sobre Iron Man en su presencia. Ese mismo que cuando se reía, sus ojos se achicaban tanto que podía jurar que hasta le costaba ver. El mismo chico que invadía mi mente cada vez que me descuidaba, y el mismo chico que con solo pensar en él había hecho que mi corazón se acelerara.

—No siento nada, Lizz —respondí sin apartar la mirada de la pared—. Es un gran chico, pero, no es mi tipo...

Mentira, mentira, mentira.

La morena soltó un suspiro de alivio que me erizo la piel.

—Genial, ¿entonces crees que tengo posibilidades?

Mi cerebro había colapsado. Lizz, la chica de los sueños de mi mejor amigo, la misma por la que lleva colado desde el día en el que entró por las puertas del instituto, me estaba preguntando si tendría posibilidades con él. Mi cabeza me gritaba que dijera que no, que fuera egoísta, que todo esto no podía ser porque Parker estaba tan metido en el interior de mi mente que era imposible pensar en él saliendo con la morena. Pero mi corazón sabía que eso no estaba bien, y que no podía quitarle a mi mejor amigo la oportunidad de salir con Lizz Allan.

ᴄʀɪꜱᴛᴀʟ (Peter Parker)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora