ᴄᴀᴘÍᴛᴜʟᴏ 20. ᴇʟ ʙᴜɪᴛʀᴇ.

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CRISTAL

Hay algo que se me hace muy irónico de la vida, no somos conscientes de la fugacidad de esta, hasta que la realidad nos golpea en la frente, haciéndote caer de culo. Es ahí cuando se planta frente a ti y se ríe en tu cara al grito de "imbécil" y sabes que tiene razón. Mis muñecas atadas, mi espalda recta, mis ojos tapados. Lo último que recuerdo es aquella condenada descarga recorriendo mi espina dorsal y ahora me encuentro atada en una asquerosa silla sin saber siquiera donde estoy o qué hago aquí. Aspiro, hay un aroma en particular; humedad, hormigón, polvo. Me han arrastrado hasta un edificio abandonado.

—Genial, esto era lo que me faltaba.

En un intento de calmarme a mí misma, recordé las instrucciones básicas de la formación de S.H.I.E.L.D., solo tenía que romper la cinta que envolvía mis muñecas, pero antes debía comprobar que el lugar era seguro. Agudicé mi oído en busca de cualquier tipo de sonido, ya sean pisadas, murmullos o una simple respiración, no se escuchaba absolutamente nada, o al menos hasta que una puerta metálica se abrió de golpe generando un gran estruendo que rebotó contra las paredes del sitio vacío a modo de eco. Las pisadas de alguien se hicieron cada vez más fuerte a medida que se acercaba a mí, intenté calcular la distancia a la que se encontraba basándome en el sonido, pero antes de que pudiera deducirlo, la tela que cubría mi visión fue retirada de golpe, dejándome ver a Sr. Allan frente a mí.

—¿Qué quieres de mí? —escupí con desprecio.

—¿De ti? Nada —se agachó a mi altura con una sonrisa maliciosa—. Solo eres un peón en la partida, no es nada personal.

—¿Un peón? ¿Para quién? No te servirá de nada, te equivocas de persona—ahora quien se mofó fui yo.

Esperaba que aquello le borrase esa estúpida sonrisa de la cara; sin embargo, solo se hizo más grande y socarrona.

—¿Seguro? No creo que nuestro vecino y amigo, Spider-Man, opine lo mismo. ¿O debería decir nuestro vecino y amigo, Peter?

No sabía qué decir, me había dejado sin palabras.

—Eso pensaba yo.

El Sr. Allan se alejó dirigiéndose a una mesa cercana, sobre ella había una especie de motor, este era mi momento para intentar escapar, pero debía saber jugar bien mis cartas.

—Eres el buitre —lo acusé haciendo que me mire por encima de su hombro.

—Muy aguda, ¿lo has deducido tu sola?

—No te serviré de nada, si quieres amenazar a Peter deberías haberlo intentado con tu querida hija.

Sabía que aquello le iba a enfurecer, y así fue, dio un golpe sobre la mesa, generando un estruendo suficiente como para que yo, en un movimiento rápido, pudiera romper la cinta que envuelve mis muñecas sin que lo notara. Sin embargo, no me moví, no podía hacer mucho sin armas y con un hombre, el triple de grande que yo, por no decir que él si iba armado. El Sr. Allan se precipitó hacia mí y su mano envolvió mi cuello con fuerza, casi dejándome sin aire.

—No metas a Lizz en esto, Cristal. Todo esto lo hago por ella.

—Ella estaría muy orgullosa de su padre —ironicé casi sin aire.

Él me soltó bruscamente y se alejó dejándome por fin respirar, comencé a toser en busca de aire. Necesitaba un rescate, avisar a alguien que pudiera venir cuanto antes. No podía recurrir ni a Happy ni a Tony porque uno ni siquiera estaba en la ciudad y el otro estaba ocupado con la mudanza de la Torre Stark. Toqué la pantalla de mi reloj inteligente, y presioné el contacto de Peter, quizá le arruinaría la noche, pero esto era una emergencia y necesitaba su ayuda.

ᴄʀɪꜱᴛᴀʟ (Peter Parker)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora