ᴄᴀᴘÍᴛᴜʟᴏ 16. ᴀɢᴇɴᴛᴇꜱ ᴅᴇ ꜱ.ʜ.ɪ.ᴇ.ʟ.ᴅ.

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CRISTAL

Como era de esperarse, no conseguí dormir aquella noche, me sentía herida y traicionada, por no hablar de que con cada vuelta que deba en la cama, aquella sensación se expandía más y más. Suspiré frustrada lanzando la almohada a un lado, reparé en el reloj sobre la mesa de mi escritorio. Eran pasadas las 4 A.M., mi móvil no había dejado de vibrar en toda la noche hasta que decidí apagarlo y lanzarlo al interior de un cajón, por no hablar de los incesantes golpecitos en mi ventana hasta las 2 A.M. de cierto arácnido que me niego a ver.

Me levanté con pesadez antes de dirigirme al baño. Por suerte, la puerta de la habitación de mi madre estaba cerrada, así que no había riesgo de que la despertara a causa de la luz.

Mi mirada recayó sobre mi propio reflejo del espejo, la imagen ante mí fue lo que terminó de desgarrar mi corazón. Mi cabello revuelto y quebradizo, las ojeras se me marcaban de un fuerte color azul por la falta de sueño, estrés y cansancio. En mi frente se agolpaba la sangre seca de mi herida. Y mis ojos, demostraban pura tristeza.

Me sentía débil, una completa inútil, incapaz de cuidarse sola, tanto así era que nadie había confiado en mí. Mi hermano era un agente secreto, mi mejor amigo era un superhéroe, y yo... Solo era una pringada a la que pedir favores. No, me negaba a dejarme superar por esta situación, la ansiedad volvió a instalarse en mi pecho, mi respiración se entrecorta en cuestión de segundos, pero esta vez no la dejé ganar.

Abrí el grifo, el agua empezó a correr y sin pensarlo mucho metí mi cara debajo. El frío me golpeó, llevándose consigo todo aquello que me hacía tener dudas, sabía cuál era mi mejor opción y esta vez no la desaprovecharía. Tanto fue así que, tras secarme la cara, cogí las tijeras de mi escritorio, y de un solo impulso, acabé con todo lo que me unía a la antigua versión de mí.

Los mechones rubios cayeron sobre el lavabo, y yo sonreí al sentirme liberada.

⚜️

A la mañana siguiente salí de casa antes de lo normal. Mi madre hoy tenía turno de noche en el hospital, así que estaba segura de que aprovecharía toda la mañana para dormir. Por lo que no me preocupó que se encontrase despierta a las seis y media de la mañana. Cerró la puerta detrás de mí antes de ponerme la capucha de la sudadera y bajé corriendo por las escaleras del edificio.

El frío golpeó mi cuerpo al salir a la calle, a pesar de estar a principios de octubre, el aire gélido de la mañana dejaba huella. Pero no tenía tiempo de regresar a por una chaqueta. Mi principal misión ya estaba en marcha.

Saqué mi móvil y lo encendí por primera vez desde anoche, cientos de llamadas y mensajes de mi hermano, tres llamadas del mecánico y otras muchas de Peter saltaron en el momento que la pantalla se iluminó.

Ni siquiera me entretuve en revisar ni un solo mensaje de ninguno de los tres desde ayer, ni tampoco pensaba hacerlo por ahora. Tan solo busqué en mi lista de contactos y me llevé el teléfono a la oreja. Al segundo tono, su voz angustiada me saltó en el oído.

—¿Cristal? ¿Qué pasa, está todo bien?

—Acabo de salir de mi casa, ¿Puedes venir a buscarme? Necesito algo de ayuda.

—Voy en camino.

Y tras eso, colgué la llamada y comencé a caminar calle abajo. Necesitaba hacer tiempo hasta que mi transporte llegase. No pasaron más de diez minutos cuando aquel Cadillac Escalade gris que tanto conocía se detuvo junto a mí. No necesité señal alguna, sin más me subí en el asiento de copiloto y me abroché el cinturón.

El coche arrancó y por los siguientes minutos todo fue silencio, tan solo miraba hacia el frente, perdía mi mirada entre el tráfico, hasta que pasamos por delante del instituto Midtown, donde parece que ya no pudo aguantar más el silencio.

ᴄʀɪꜱᴛᴀʟ (Peter Parker)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora