𝙲𝚘𝚗𝚌𝚕𝚞𝚜𝚒𝚘𝚗𝚎𝚜

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_¡Todos al puto suelo! ¡ahora!

La gente se tiró al suelo de inmediato, no queriendo poner en riesgo su vida. La castaña hizo lo mismo y como instinto maternal, cubrió su vientre con una mano, estando junto al joven que lo había atendido hace unos momentos, quien parecía ser que temblaba mucho más que ella.

_¡El que levante la mirada...- amenazó - lo mato! - su voz estaba distorsionada, ocultando su verdadero tono de voz. El sujeto observó las cámaras que había a su alrededor y disparó a cada una de ellas, la gente se estremecía con cada disparo y cubrían sus oídos - ¡Todos a ese rincón! ¡Rápido! - apuntó a un extremo del lugar, solo ordenando a los que estaban al centro y entrada del banco.

Engfa y el cajero se encontraban más al fondo, por lo cual no se movieron de sus lugares.

_Tengo miedo...- sollozaba el hombre - no debo morir.

_Tranquilo...todo estará bien - Engfa le susurró tomando su mano para tranquilizarlo.

_Voy a ser padre...mi esposa me lo dijo hoy en la mañana - Engfa sonrió levemente.

_Yo igual seré madre...- el hombre está vez la observó y como Engfa lo había hecho, él dio un apretón de manos y le sonrió amablemente.

_¡Meta todo el dinero en la bolsa! ¡Deprisa! ¡Y no quiero ningún truco!

La asistente asentía con nerviosismo y tomando la bolsa metía todo el dinero que podía ante la vigilancia del sujeto. Pero hubo algo extraño. Al obtener la bolsa de regreso lleno de dinero. Ordenó a la chica que no mirada, ordenó a todos que no se atrevieran a siquiera mirarlo, que miraran al piso. Si escuchaban cualquier sonido, que no se levantarán o morirían allí mismo.

Ya cerca de la puerta se detuvo un instante, giró a sus espaldas y caminó hacia la castaña.

Engfa junto al muchacho mantenían sus cabezas gachas, se mantenían en silencio para evitar cualquier conflicto. La ojimarrón escucho pasos cerca de ella, pero sabía que no debía moverse.

_¿Te crees muy valiente? - escuchó - ¡responde! - recibió un golpe en la cabeza - te estoy hablando, mírame.

Engfa levantó la mirada y el sujeto estaba de cuclillas frente a ella.

_Yo no hice nada - respondió, era cierto, ella había obedecido las órdenes tal cual ese tipo había ordenado.

_¡Te escuche que me insultabas!

_Eso es ment...- la abofeteó.

_¿¡Me estás diciendo mentiroso!? - la tomó del cabello fuertemente.

_¡Déjala! - el cajero por instinto se atrevió a enfrentarlo, en ese momento supo de su error.

El sujeto soltó una risa burlona, soltando a Engfa.

_No debiste meterte - le disparó a sangre fría, directo en la cabeza.

La multitud entró en pánico, otros incluso llorando de los nervios, pero ninguno se movió de su lugar, no querían tener el mismo destino que el muchacho.

Engfa temblaba, estaba segura que iba a ser su turno, así que sólo cerro los ojos, esperando el impacto.

_Debiste de elegirme a mí...- habló en un hilo de voz el sujeto - ¿Por qué me dejaste? - preguntó - ¿Por qué lo hiciste?

_¿Que? - Engfa volvió a levantar la mirada, tenía los ojos cristalinos, no entendía a que se refería, vio como levantaba el pasamontañas mostrando su rostro poco a poco.

La castaña se tensó al verlo, las lágrimas salieron solas.

_Incluso llevando un hijo mío, no te importó dejarme...- veía a Engfa llorar - ¡pudimos ser una familia, pero la preferiste a ella! - gritó con rencor - ¡me abandonaste después de todo lo que yo hice por ti! - vociferó ya sin importarle si podían oírlo - ¡Decías que me amabas Engfa! ¿¡dónde quedó todo eso!? - estaba muy alterado, la castaña estaba paralizada y no dejaba de verlo sin poder creer lo que estaba haciendo - créeme que esto me dolerá más a mi...que a ti - puso la pistola en la frente de la castaña.

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