Capítulo 7 🖇️

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El sonido de los cubiertos chocando contra los platos era lo único que se alcanzaba a oír en la mesa.

Como si se tratara de un triángulo, en una esquina estaba Jake, en la otra Heeseung y en el centro Hyein. Todos en pleno silencio.

Esto no era lo que Hyein se había esperado.

Al proponer su repentina idea de cenar juntos, lo primero que pensó fue que ambos adultos probablemente se negarían cortésmente y discutirían de forma serena el destino de Hyein, pero fue una sorpresa cuando ambos mayores compartieron un largo y tenso contacto visual, al final aceptaron.

Y Hyein quedó en completo desconcierto.

Ahora estaban allí los tres, hablando de absolutamente nada pero logrando a duras penas convivir.

Dios mío. ¿Qué karma estaría pagando Hyein?

La menor carraspeó fuerte, en un intento de llamar la atención, y su cometido tuvo el resultado que quería. Ambos adultos ahora la veían interrogantes.

—¿Estaremos en silencio toda la noche?—Preguntó antes de tomar de su vaso de agua.

Jake frunció el entrecejo, negando con la cabeza levemente.

—No necesariamente. ¿Hay algo en particular de lo que quieras hablar?— Interrogó curioso.

Hyein casi asiente, sin embargo frenó sus acciones. No quería echar la vajilla al suelo solo por su curiosidad, apenas lograba tener la atención de sus padres sobre ella como para arruinarlo con preguntas absurdas. Simplemente se encogió de hombros.

—¿Cómo les va en el trabajo?— Sí, hablar en plural sería un buen comienzo.

Jake frunció el entrecejo y desvió la mirada a cualquier parte, aparentemente más interesado en la fachada del restaurante.

—Normal, creo. Ya sabés cómo es todo—Dijo Heeseung encogiéndose de hombros, más enfocado en su plato.

Hyein lo estudió. Masticaba lento, no tenía prisa, los movimientos de sus cubiertos parecían delicados, pero el nerviosismo persistía en ellos. Mantenía la mirada pegada al plato, pero en ocasiones, Hyein podía captarlo mirar a Jake de reojo, la vergüenza brillaba en sus mofletes y el retazo de brillo en sus ojos le delataba.

Hubo un carraspeo.

—¿Por qué no nos dices cómo te ha estado yendo a tí en la escuela? Ha pasado un buen tiempo desde la última vez que algún profesor me contactó para hablar de tí — Cuestionó Jake de regreso, viendo a su hija con duda. Pero Hyein solo podía pensar en qué Jake también había hablado en plural.

Un pequeño comienzo.

Entonces, Hyein cayó en cuenta de lo que le habían interrogado y fue como un borron de sonrisa.

Para los que no son conocedores, hubo algún tiempo, en el pasado, en el que Hyein no era ni de cerca lo que era en el tiempo presente. Sus calificaciones nunca subían, se mantenían debajo del promedio, no colaboraba en clases, normalmente prefería no participar o simplemente no ir a clases. Eso, en definitiva, le había traído muchos problemas en su desenvolvimiento académico, trayendo como consecuencia las constantes consultas de los profesores a sus padres, específicamente a Jake. Pero el pequeño problema se solucionó tiempo después, ella misma se dió cuenta del daño que se hacía y de su autosabotaje, no necesitó de nadie más, aunque la consejera estudiantil también fue de mucha ayuda.

Aclarandose la garganta, Hyein tomó de su vaso y sonrió en pequeño.

—Mejoré bastante, la verdad. Por eso ya no te han citado más al cole— Murmuró Hyein. En realidad, se sentía mínimamente orgullosa de sí misma. A medias, había logrado salir sola del pequeño agujero que se formaba bajo sus pies.

Hyein en apuros// Heejake Donde viven las historias. Descúbrelo ahora