Vivir requiere de mucha valentía, mucho más si lo es en un país diferente, con una vida nueva y lejos de familia. Un claro ejemplo, Johi y Esty, dos mejores amigas que persiguen sus sueños desde México hasta Corea del Sur. Ambas chicas logran conoc...
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Las risas se escucharon por toda la sala, provocando que los que no reían entonces lo hicieran. No era una fiesta como tal, sino una reunión pequeña que con la ayuda de Johi se había realizado para celebrar el desenlace de uno de los tantos conciertos que BTS daría próximamente.
Todos se encontraban felices, incluso Hoseok y Jin que parecían no tener ningún roce entre ellos. Johi, que todavía se encontraba ahí con su amiga, también se sentía un poco suelta y relajada pues hacía ya dos días que había hablado con Hoseok y no había ocurrido nada que alterara su mente.
—¿Alguien quiere un trago? —Yoongi alzó la botella de vino en una clara invitación para seguir festejando.
Los rostros de los chicos irradiaban emoción y sentimiento. La sorpresa de ARMY los había enternecido y hasta algunos derramaron unas cuantas lágrimas por ello, llegando a la decisión final de hacer del color morado el color característico entre ellos y su querido fandom.
Celebrando aquel acontecimiento, Yoongi, Namjoon, Jin, Jimin y Johi, bebieron una segunda copa.
Esty, Taehyung, Jungkook y Hoseok estaban platicando y riendo en una plática animada que mantuvieron en cuanto se juntaron. No bebieron, de hecho, estaban tan agotados que era seguro que si se quedaban por más tiempo sentados en los sofás se iban a quedar dormidos. A pesar de eso, la atención de Hoseok se mantuvo viva desde el primer instante en que vio a Johi luego de tan largo tiempo. Dos días él lo consideraba demasiado sin verla, mucho más cuando encima del escenario él no podía distinguirla entre todas las personas en el auditorio. Lo que le tenía sonriendo con más ganas, además de la sorpresa de sus fans, era justamente la bella sonrisa que Johi tenía esa noche.
Hoseok estaba seguro de que había encontrado el amor verdadero, de que aquella chica extranjera era su todo pero que todavía ella no se daba cuenta. Era frustrante no poder tratarla como él sentía que se lo merecía, conocía un poco de ella y entendía que requeriría de tiempo para poder hacerla sentir amada pero sin que ella creyera que era débil.
Con un poco de alcohol en su cuerpo, Johi era más liberal y suelta. Hasta su cuerpo lucía más blando, sus brazos largos se movían con soltura y la tensión que sostenían sus hombros parecía haber desaparecido.
Su risa, no tan escandalosa como la de su amiga, resonaba con dulzura en los oídos de Hoseok. Sonrió como un tonto enamorado. Estaba perdido; perdido de amor.
Y no era el único que disfrutaba de la compañía de Johi; aunque este todavía sentía una carga en su corazón, creyó que era el momento para poder hablar con ella. Jin, tomó el último trago de su copa, para entonces encaminarse hasta donde Johi reía con los chicos.
Hoseok no se dio cuenta de lo que pasaría hasta que vio cómo la sonrisa de la chica que quería tanto se desvaneció en cuanto Jin se le acercó. Su propio corazón se sintió a la defensiva y deseó que Johi no le diera aquel asentimiento. Pero... ¿Quién era él para elegir por ella?