Capítulo 15: Poof, como una palomita de maíz

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Nota de Autor: segundo capítulo de hoy porque me parece cruel dejar la historia colgada en el capítulo anterior y último capítulo de esta historia.
*Inserte meme de Dancing Tootless*

Vuelvo a marcar entre 💖💖 una escena ligeramente subida de tono.

Espero que os haya gustado tanto como a mí me gustó escribirla. Ahora tocará hacer una historia con Fudou amnésico *risa malvada* En realidad no, no tengo tiempo por ahora con todas las historias que estoy publicando; quizá a futuro.

<3 saludos.

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El graznido de un solitario cuervo resonó en el silencio sepulcral del lugar; pero ninguno de ellos dos se inmutó, como si no lo hubieran oído. Sobre ellos el cielo azul se deslizaba hacia un acantilado en el que las montañas se perdían en el horizonte.

Lágrimas nacían de los ojos del color de la sangre de Kidou y se deslizaban por su rostro sin que hicieran nada por evitarlo. Sollozó con fuerza movido por algo tan inmenso como el mar que contemplaba la noche anterior bajo la luna y las estrellas.

Fudou a su lado no habló, respiraba con dificultad y él mismo se sentía en el borde del precipicio de sus propias emociones, pero sus manos estaban entrelazadas en un silencioso gesto de reconfortamiento.

"Imbécil," gimió de repente Kidou con la voz quebrada, girándose hacia él y abrazándolo con tanta fuerza que Fudou sintió que le cortaba la respiración. "Imbécil."

Ambos estaban en medio del cementerio de Inazuma, en un área especialmente silenciosa y escondida. Los árboles crecían entre las tumbas y la maleza se hacía con algunas de ellas que no habían sido atendidas durante mucho tiempo. No era así con aquella, frente a la que ellos se encontraban, limpia y cuidada. Fudou incluso había llevado un ramillete de flores, aunque fueran claveles amarillos, pues de alguna forma el muchacho debía mostrar el desdén que sentía por el usuario de aquel lugar.

Kageyama Reiji. Aquel era el nombre escrito en la lápida con letras funerarias.

Kidou seguía sollozando en el pecho de Fudou, se agarraba con tanta conmoción a su cuerpo que le hacía daño, pero no sería él quien dijera nada en aquel momento. El muchacho castaño contempló con sus ojos verdes la placa funeraria y los cerró, llorando a su vez.

Esperaba con todo su corazón que aquello fuera lo correcto, de otro modo... Kidou no tendría una nueva oportunidad de rehacer su vida.

Los brazos de Fudou se cerraron alrededor de él, abrazándolo contra su cuerpo donde se estremecía llevado por una ola de emociones confusas. El corazón de Fudou latía dolorosamente. Por favor, que aquello fuera lo correcto, que aquello fuera lo correcto...

"Akio... oh, Akio... cretino, imbécil, estúpido, bobo... Akio..."

"Tranquilo, Yuuto."

"Bastardo, idiota..."

"Estás en Tierra Santa, Yuuto. No deberías hablar así."

"¡Calla! ¡No tienes derecho a quejarte, idiota...! Oh, Akio..."

Kidou siguió sollozando e insultándolo a partes iguales durante un largo rato, pero Fudou no se enfadó, su expresión era suave y tierna. Sabía que Kidou estaba haciendo frente a un gran demonio interno en aquel momento, una sombra oscura y pesada, y él solo podía abrazarle y darle su apoyo.

Kidou se separó por fin, los ojos irritados de tanto llorar, agarró con fuerza a Fudou de los hombros.

"¿Por qué creíste que estaría mejor sin recuerdos, imbécil? ¡Eres el amor de mi vida!"

Fudou se permitió una sonrisa burlona.

"Cualquiera lo diría oyéndote ahora mismo."

"Idiota... Te amo, Akio... Yo no... No sé ni cómo he podido vivir estos días sin recordarte..."

Acórdandome de ti [KidouxFudou]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora