Cap. 1

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Otro día más de esta aburrida vida, fue lo primero que pensó Alina al despertar, solo que ésta vez se despertó con una sensación muy rara en el cuerpo, como si algo malo fuese a ocurrir.

Intentó no tomarle mucha importancia a ese pensamiento, hasta que bajando las escaleras, la curiosidad pudo con ella al escuchar a sus padres hablar en tono bajo, asique se quedó a escuchar un rato.

-Ya sabes que aquí puede estar en peligro, no tardará en entender quién es realmente Louis-Comentó su madre con un tono de pánico y desesperación. -La niña es grande ya, tiene que irse a ya sabes donde, ambos sabemos que no le gusta pero es lo mejor.- 

Sin entender mucho, terminó de bajar los escalones, pensando en lo que había oído, intentó hacer como si no hubiese escuchado nada, para ver si sus padres le decía algo pero no fue así. Empezó a darle vueltas a la cabeza pensando de que estarían hablando, parecía ser de ella pero no quería montarse muchos escenarios en la cabeza. Ante la duda se acercó a ellos, y les preguntó.

-Papá, mamá, os noto muy raros, ¿pasa algo?- el padre negó que pasase algo, pero Lorena, su madre respondió. -Alina, no puedes quedarte más aquí, es por tu seguridad, debes mudarte tú sola- Louis miró con desdén y desprecio a Lorena ya que creía que realmente no diría nada aún, a lo que ella le contestó con una mirada de firmeza.

-¿Cómo?, no entiendo nada, ¿Por qué me tengo que ir?- No entendía nada, al final si parecían hablar de mi...-Cielo- respondió Louis- No podemos decirte nada, eso lo tienes que descubrir tu sola, pero debes mudarte a un pueblo- Alina miró a los padres, con rabia en su mirada, no sabía porqué decían eso, quería explicaciones y un motivo razonable, -pero, por qué, ¿hice algo malo?- Aparte de ira estaba empezando a sentir impotencia ante esta situación, sentía que el corazón se le iba a salir del pecho. -No, completamente lo contrario, pero haznos caso, es importante, aquí corres un grave peligro, quizás no ahora, pero más adelante sí.-

Por la preocupación del rostro de sus padres sabía que debía hacer caso, pero ¿Cómo dejaría toda su vida atrás?, eso lo vería más tarde probablemente, quizás sea lo de menos

-¿Cuál es el pueblo?- Preguntó la joven con lágrimas en sus ojos, aceptando a regañadientes. Los padres se miraron entre ellos, y con sólo notar esa mirada ya sabía de cual se trataba,-¿En serio?, ¿no puede ser otro?- -Alina cielo, ya sabemos que ese pueblo te da una sensación muy rara, pero después verás como todo cambia, hasta puedes hacer algunos amigos-

Tras estar un largo rato discutiendo sobre el pueblo, los padres subieron con ella a la habitación y le ayudaron a hacer la maleta; todo era muy repentino para ella.

Finalmente estaban en el coche dirigiéndose al extraño pueblo, nada más ver su cartelera un gran estremecimiento recorrió el cuerpo de Alina, pero no era exactamente una sensación rara. Cuando llegaron se despidió de sus padres, los cuales se alejaron rápidamente del pueblo, como si tuviesen prohibida la entrada. Alina se encontraba sola, en medio de una plaza, con niebla y rodeada de árboles, vio un banco y se sentó ahí a pensar un poco, o mejo dicho, a hacer completamente lo contrario.

En esa plaza pasaba gente, que al pasar por el banco de ella la escaneaban de arriba a abajo y les miraban como si fuese algo raro, pero ella ya estaba acostumbrada a eso. Bueno, no todos le miraban así, había otro banco, justo al frente del suyo alejado a unos metros, ahí se encontraba un chico sentado, que parecía desinteresado en todo su alrededor; era moreno de piel, el pelo lo tenía rizado, se veía que era fuerte, manos seguras, y los ojos no se le veían ya que tenía la mirada cabizbaja. 

Ese chico le pareció como un enigma a primera vista; un misterio, lo único que se le pasaba por la cabeza era conocerlo. Se quedó mirándolo inconscientemente, sin darse cuenta de que él había notado su mirada, hasta que se levantó, se acercó a ella y se sentó al lado de ella.

No decía ni una palabra, solo se sentó y la miraba. Alina, con los nervios a flor de piel, le miró a los ojos, que era lo que más atención le llamaba, los tenía de color miel, un color precioso, intentó descifrar algo a través de su mirada pero no podía, era un enigma. Al contrario de él, ella era completamente diferente, ojos marrones, pelo rojo, piel pálida, y a través de sus ojos se podía ver todo, su punto bajo era la inocencia. Ella aún así no se rendía, seguía intentado encontrar algún mínimo rasgo de ilusión o brillo.

-Deja de intentarlo pelirroja, te va a entrar dolor de cabeza si sigues concentrándote tanto- Su voz era grave, de sólo escucharla se le pusieron los pelos de punta, y empezó a notar como sus mejillas ardían de la vergüenza, y con un tono de voz casi inaudible pidió disculpas.

-¿Quieres saber que hacer aquí?- Preguntó el chico, como si supiese algo o como si la hubiese estado esperando todo el rato. Ella con miedo a hablar asintió con la cabeza. -Pues sígueme, pero no hagas nada raro- Alina se limitó a seguir sus órdenes, por una extraña razón, sentía que podía confiar en él. Hasta que vio el sitio al que le había llevado, y cuando vio otro letrero con ese nombre tan tenebroso del pueblo. Se llamaba...


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Bueno, esta es la primera parte del libro jiji, espero que os guste y que vayáis intentando sacar vuestras propias conclusiones de lo que ocurre con Alina y quién es ese apuesto y misterioso chico <3.

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