Capítulo 5

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«Doce años»

Chaerin estaba lavando el servicio, esperando que los mellizos regresaran del colegio. Estaba pegada al borde del lavadero, concentrada en el agua caliente lavando los platos. Su cabeza estaba hecha un lío porque tenía que hablarles a sus hijos sobre algo. Le frustraba saber que a otros chicos de doce años les gustaría lo que iba a decir, pero Yoongi y Jeongguk…
                     
Pensó en el último par de años, en las cosas que accidentalmente había visto. Nada había sido excesivamente alarmante, pero sabía que algo extraño pasaba.                  

Ese era el único modo en el que podía controlarlos, controlar lo que quizá estuvieran haciendo o no.                     

Como si de una señal se tratara, la puerta se abrió y sus hijos entraron, caminando con dificultad, las manos agarradas y sus hombros chocando.                     

—¿Chicos? —De inmediato Jeongguk soltó la mano de Yoongi y miró el piso. Chaerin frunció el ceño y cerró el caño—. Tomen asiento por un segundo.                     

Ambos se sentaron, luciendo un poco desanimados, como si supieran que era lo que vendría a continuación.                     

—Solo le estaba tomando de la mano —dijo Jeongguk, sin mirar a su madre—. Nadie nos vio.               

Chaerin movió su cabeza de un lado a otro.                     

—Eso no era de lo que quería hablarles.                  

Jeongguk, al parecer, suspiró de alivio ante sus palabras.

—¿Entonces?

Yoongi pateó la pata de la silla de Jeongguk.                     

—¿Estamos en problemas de nuevo?

—No, es algo bueno —dijo ella, tratando de mantenerse positiva—. Sangwoo y yo hemos decidido que los dos están creciendo tan rápido que tal vez ya necesiten su propio espacio.                     

—No —dijo Jeongguk rápidamente antes de que Chaerin continuara.

—¿Qué? —cuestionó Yoongi. Obviamente ignorando lo que implicaban las palabras de su madre.

—Ella quiere separarnos —dijo Jeongguk. Yoongi tomó la mano de Jeongguk encima de la mesa y miró fijamente a Chaerin.

—Únicamente creemos que es tiempo de que cada uno tenga su propia habitación, eso es todo —intervino ella—. No han hecho nada malo.

—No quiero mi propia habitación —dijo Yoongi—. Me asusto.

—Estás demasiado grande para eso —contestó Chaerin, alzando las manos por encima de la mesa y apretando las manos de sus hijos—. Los dos necesitan su espacio personal.

—No necesito un espacio lejos de Yoongi —dijo Jeongguk con vehemencia, apartando su mano de la de su madre. Chaerin volvió a poner su mano donde estaba, mirándole y sintiendo su corazón romperse un poquito. Jeongguk estaba mirándole con furia, así como miraba a su padre cuando éste aparecía ocasionalmente para llevarlos a cenar o a ver alguna película.                     

—Estamos bien juntos —dijo Yoongi. Su voz no sonaba molesta como la de su hermano, solo muy suave y tranquila. Chaerin suspiró.

—Chicos, esta no es su decisión.

—¿Por qué? —preguntó Jeongguk—. ¡Es nuestro cuarto y él es mi hermano!

—No me hables así —exigió Chaerin en tono cansado. Jeongguk se levantó, su silla sonó ruidosamente.

don't tell mom ; kookgiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora