Capítulo 21

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—Ohh, sí —gimió Yoongi—. ¡Sí, sí!                             

Jeongguk salió y mantuvo a Yoongi debajo, viéndole retorcerse contra el colchón.

—Mierda, Yoongi, eres tan hermoso.                             

La cara de Yoongi se enrojeció aún más.
                            
—Más —fue todo lo que dijo y Jeongguk volvió a penetrarlo fácilmente. La cama crujió cuando comenzaron a moverse. Sus ojos nunca dejaron de estar conectados.                             

Jeongguk tomó la cabecera y empujó, dentro de su hermano, lo más fuerte que pudo.

—Oh Dios, te amo —dijo Jeongguk.

Yoongi sonrió y extendió aún más sus piernas.                             

—Te amo. ¡Oh, joder, te amo!                             

El calor se extendió por el vientre de Jeongguk, no podía contenerse más. Comenzó a penetrar con todas sus fuerzas sosteniéndolo debajo y gimiendo. Yoongi también gemía. Gemía y gimoteaba. ¿Y también gritaba?                             

—¡Voy a correrme! —masculló Yoongi—. ¡Oh...! ¡Oh!

Jeongguk empujó una vez más y se arqueó bruscamente hacia delante.                             

—Yo también —susurró.                             

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Chaerin cerró la puerta con un suave click en ella y dejó las bolsas sobre la mesa de la cocina. Sus pies la estaban matando.

—¿Chicos? —llamó.                             

La única respuesta fueron unos sonidos graciosos. Oyó un sonido ronco que provenía de escaleras arriba. Un estruendo, un choque y luego un grito.                             

—¿Yoongi? —Chaerin subió rápidamente por las escaleras. Hizo una pausa, escuchando más.                             

Palideció.

—Oh, Dios Jeongguk... Jeongguk, oh por Dios, eres tan... Ugh, Jesús, Jeongguk... Gguk... Tan cerca, voy a correrme... Oh Dios, siempre lo haces tan bien... Hazlo... duro... —La voz de Yoongi recorrió todos los pasillos de la casa, golpeando a Chaerin como una tonelada de ladrillos.                             

—Oh mi Dios. —susurró, retrocediendo un poco. Su vista se clavó en la puerta, en lo alto de la escalera; la puerta de Jeongguk.

Se oyó un ruidoso gemido, haciendo que ella se estremeciese, y luego escuchó un gruñido.

—Dios, Yoongi, está por todas partes.

—Está en mí, en mí. Oh, Dios —respondió audiblemente Yoongi, jadeando. A continuación, Chaerin escuchó un estruendo contra la pared, haciéndola sacudir ligeramente.

—Yoongi, mierda, te amo, eres tan hermoso...

Chaerin cubrió su boca con una mano y salió rápidamente hacia afuera, su estómago dando sacudidas. Caminó un poco por el sendero y se sostuvo contra el buzón, doblándose hacia adelante y respirando profusamente. Su boca estaba diluida y sintió que podría vomitar. No estaba segura.

No obstante estaba segura de una cosa: ella había tenido razón todo el tiempo. Todos esos años cuando sospechaba las peores cosas sobre sus mellizos, ella había tenido la razón.                   

don't tell mom ; kookgiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora