Capítulo 26

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«17 años»

Dos pares de ojos observaban a Jeongguk en silencio desde el otro lado de la mesa. Aquellos ojos pertenecían a las hijas de la novia de su padre, mellizas. Ambas de once. Jeongguk se removió incómodo. Ellas estaban siguiendo cada uno de sus movimientos, y pese a que estaba acostumbrado, se le hacía molesto.         

Tal vez fuera toda la atmósfera. Jeongguk y Yoongi habían sido invitados a una cena en casa de su padre por sus cumpleaños número diecisiete. Estaba claro que ninguno de ellos quería que la cena se diese a lugar, y solamente se limitaban a seguir la corriente. La novia de su padre, Chaewon, parecía ser la única inconsciente de lo engorrosa que era la situación.

—Chicas —dijo ella, tocando la muñeca de la pequeña muchacha rubia que estaba más cerca de ella—. No miren fijamente y coman su comida.                     

—Está bien —murmuró Jeongguk, sonriendo para ellas.

Dongsun aclaró su garganta.                     

—Desde que las niñas se mudaron, de todo lo que escuchamos hablar es sobre la banda, hora tras hora...

—Tengo posters por toda mi pared —dijo una de las chicas con timidez. Su hermana le dio un codazo, sonrojándose furiosamente—. ¿Qué? Los tengo.                     

Yoongi, que se había sentado junto a Jeongguk, le sonrió a la pequeña niña, aunque Jeongguk podía ver cómo la situación le estaba agotando. Acababan de grabar su último álbum, y la última cosa que querían era pasar una noche con su padre y su nueva familia.
                     
No habían querido hacer algo ni siquiera por su cumpleaños, así de desgastados estaban. Además que se necesitaban mutuamente; pasar un mes entero, apretujados en un mismo pequeño bungalow con Taehyung y Namjoon casi había borrado sus vidas sexuales.                     

Jeongguk había querido pasar la noche en la cama, de preferencia con Yoongi y una botella de su lubricante favorito. Había hecho todo tipo de planes para su hermano (incluso alquiló una habitación de hotel en la ciudad), planes que le hacían que sus manos sudaran y que su ingle quemara de deseo.

Pero Dongsun había llamado esa mañana con sus propios planes y Chaerin insistió en que le dieran otra oportunidad a su padre. No lo habían visto o tenido noticias de él en meses, y aunque el corazón de Jeongguk estuviera frío para el hombre, no podía decirle no a Yoongi.

Su hermano quería que las cosas estuvieran bien con Dongsun, especialmente ahora que se sentía tan desconectado de su madre.

—Puedo firmar algunos de ellos. En realidad, todo lo que quieras —le dijo Yoongi a la pequeña niña, y el rubor que se extendió por sus mejillas igualó al de su melliza—. ¿Sabían que Jeonggukie y yo somos mellizos como ustedes?                    

—Sí, sabemos todo —habló la menos tímida, casi orgullosamente. Y luego estalló en risitas—. ¡Aunque ustedes no se parecen!

—Eso es culpa de Jeongguk, estaba cansado de mí así que no quería mirarse al espejo y ver a alguien igual a mí —respondió Yoongi, sonriendo. Jeongguk se desplomó un poco en su silla, su estómago se sentía enfermo con lo amigable que estaba actuando Yoongi. Era una estrella, hasta la médula. Un verdadero intérprete.

—Yo quiero un tatuaje de una estrella como la tuya. Acabo de verlo en Bravo —dijo la otra chica tranquilamente—. ¿Te dolió?                   

Dongsun bajó su tenedor.

—No lo creo.

Yoongi miró a su padre y, a continuación, a las chicas.

don't tell mom ; kookgiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora