"Los demonios encarcelados en nuestras almas solo tienen el poder que les otorgamos "
Voy tan sumergida en la letra de la música en mis audífonos que no me fijo en las personas a mi alrededor, floto en cada sinfonía perfecta. La música que escucho es una mezcla de liberación única, te obliga a centrarte en cada palabra, todo tiene un significado, solo hay que saber encontrarlo. A la par de las notas, comienzan a caer gruesas gotas de agua. En el momento de levantar la vista, el cielo me da la bienvenida de un color grisáceo. No hay rastro del sol triunfante, solo una ventisca helada que me cala. Las gotas empañan mi vista y mojan mi ropa. La música cambia, las gotas caen aún más furiosas y, como si mis ojos lo pidieran, comienzan a derramar lágrimas que se confunden con la lluvia. ¿Las retuve tanto? No debo llorar, me hace débil. Es como si... contara todo lo que mis labios niegan. El cielo nublado se ilumina por un rayo estrepitoso que cae. Mi cuerpo tiembla, no de frío sino de la nueva mezcla de sentimientos y recuerdos.
Mi alrededor silencioso, pasé una hora bajo el tintineo de la lluvia ya cesada. Aunque el sol ya se fue a refugiar de la fría noche, yo sigo aquí, observando a la dama de blanco y a sus pequeñas doncellas de luz. El arroyo a mi lado sigue su rumbo sin distorsionar el hermoso reflejo que la luna se encarga de dar. Los árboles, verdes y vivos, mantienen su lento pasear de un lado a otro mientras la brisa, libre y salvaje, juega a las escondidas entre sus dispersas hojas. El hermoso pajarillo que todos los días levanta vuelo tarareando una melodía tranquila ya duerme en paz. Todo representa paz, nada combina con mis ropajes: unos shorts negros cortos, una camisa gris que se extiende llegando a tapar los shorts, mi cabello negro todo enmarañado por los juegos del aire y mi rostro... pues representa lo que soy.
Mis ojos negros cual pozo sin salida se ven cansados; mis mejillas están rojas al igual que mis ojos por las lágrimas ya secas; mi reflejo no combina con lo que era; ahora solo soy color opaco combinando con colores vivos; las sonrisas sarcásticas vaya que son mi especialidad. Muchos dirán vagabunda; si supieran, mi familia no es rica y ofrece lo que me pueden dar... pero hace falta más que eso.
Siempre soñé una familia unida como esa de los libros y cuentos de hadas; pero en cambio, mi familia solo cuenta con mi madre y otras personas que amo. Lo que viví para llegar a estos momentos... no lo contaré. Se queda para otro instante o para nunca.
Un ruido me saca de mis ensoñaciones y rápidamente me seco la lágrima traviesa que se deslizaba por mi mejilla. Me levanto alerta; mis botas se plantan en la hierba con un sonido sordo y mis ojos se disparan a los alrededores del silencioso lugar para encontrarme con unos ojos avergonzados: dos iris azules me reciben; su pelo rubio platino parece absorber la luz lunar; su cuerpo se mueve hasta sentarse donde yo estaba. El chico, silencioso, mira el agua moverse sin parar.
–Estas aguas tranquilizan el alma.
Miro al joven, me siento a su lado. No se equivoca: antes este lugar era aún más bello pero... el hombre y su infinita ganas de joder la naturaleza.
–Según los antiguos habitantes, hace millones de años, la luna tenía un deseo: poder visitar un solo lugar y que nunca el hombre lo destruyera...
Para que eso fuera posible esperó a su día de luna nueva; contaba las horas: ella decidió este lugar porque desde aquí su luminosidad es aún más atrapante; el arroyo esconde todos los ruidos y los árboles... simplemente eran perfectos.
Al final, el día llegó. La luna escogió su hermoso vestido blanco; acomodó sus cabellos plateados y sus ojos: esos ojos negros brillantes de emoción sobresalían de sus cuencas. Poco a poco descendió bajo su manto de luz; las estrellas observaban a su madre descender con ilusiones de lograrlo; y cuando ella llegó lo primero que hizo fue tocar el agua, mirar cada árbol, cada animal refugiado y por fin, sus ojos derramaron lágrimas absorbidas por el arroyo limpiando su pesar más el de cada historia obligada a guardar.
–Quisiera hacer esto todos los días, liberarme.–Sus ojos se perdieron en la libertad del viento mientras su melodiosa voz contaba sus pesares, hasta que la hora de irse llegó. –Aquí, mi nuevo y único santuario. Cada persona que merezca que su alma se aliviane, me encontrará aquí, en tus dulces aguas y rigurosos árboles. El viento, compañero salvaje, se los llevará y estas aguas se tragarán cada secreto que las lágrimas le cuentes.
La dama de la noche comenzó a ascender y las estrellas, igual de impacientes y entristecidas, la esperaban para abrazarla. El sol, sin esperar permiso, comenzó a invadir la tranquila noche y la luna, con sus hermosas doncellas, comenzaron a ampliarse a su nuevo lugar.
El muchacho contaba todo, y cuando lo hizo, sus ojos se clavaron en mí.
-La luna fue obligada a despejarse en una noche; tú tienes toda una vida, vívela. Aunque llores, vívela.-
-Gracias...- Lo miré pidiendo su nombre y de sus labios salió una risa tranquila.
-¿Importa? Tranquila, ve y afronta tus problemas. La luna te acompaña. Aunque les mientas a todos, manda el mundo a una caja sin luz. Miente, sonríe falso a quien quieras menos a ti misma.
Con esas palabras el chico se levantó y comenzó a caminar con despreocupación hacia la salida del lugar. Antes de irse se giró y dijo:
-Max, mi nombre es Max y tengo 15 años por si te lo preguntabas.-
-Mi nombre sí que no importa, y yo tengo 14.- Lo miré cuando se fue y me levanté para irme a casa...o lo que reconozco como una
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Susurros del alma
De TodoEn el jardín de la mente, donde florecen las ideas como pétalos de creatividad y los susurros del pasado se entrelazan con los destellos del alma, se encuentran las historias que aguardan ser cultivadas como semillas de imaginación en tierra fértil.