Una noche de fiesta cambia por completo la vida de dos personas que se vuelven a ver después de mucho tiempo.
Uno con la esperanza de poder abrirse de nueva cuenta al amor y el otro con miedo de entregar su corazón equivocadamente.
¿Será correcto de...
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Kevin.
DOMINGO POR LA NOCHE. HABÍAMOS terminado recién el stream de la triiisecta con Igor y Layún. Lamentablemente ya no habíamos encontrado restaurantes abiertos para ordenar durante la grabación como estábamos acostumbrados a hacerlo, así que tuvimos que esperar hasta el final para cenar. Los tres nos encontrábamos en el comedor de la casa de Miguel, conversando sobre lo bien que nos había ido en el stream mientras cenábamos. Layún nos preguntaba sobre temas del club que no podíamos hablarlo con toda la gente o al menos no con la libertad que quisiéramos.
— Por cierto Kevin, ¿qué pasó con la chica que vino a verte el otro día?.— me preguntó Igor cambiando el tema futbolístico.
— ¿Qué chica?.— dijo Layún volteando a verme. Pareció entenderme con la mirada porque de inmediato mencionó su nombre.— No. ¿Frida?.— yo no dije nada confirmando que se trataba de ella. Se tapó el rostro con cierta decepción.— Pensé que ya habías terminado con eso Kevin.
— Y lo había hecho. Hasta que decidió aparecerse en el club.
— ¿Ah, era ella?.— me cuestionó el chileno.
Asentí.
— ¿Cómo? ¿Fue a verte al club?.— dijo Miguel con sorpresa.
— Si. Al parecer el estarla ignorando la orilló a ir a verme.
— ¿La has estado ignorando? De verdad esa es tu forma de terminar con ella.— habló Igor nuevamente.
— Y te puedo asegurar que ni siquiera pudo hacerlo.
Sentía a los dos regañándome e interrogándome, uno de cada lado. Me sería imposible salirme de está situación, así que tenía dos opciones: o respondía lo más creíble posible o contaba la verdad y me atenía a las consecuencias de recibir un sermón por parte de ellos.
— Claro que pude. Se acabó todo con ella.
Había decidido mentir, simplemente porque no quería escuchar su regaño.
— ¿Estás seguro Kevin?.— preguntó Igor con ciertas dudas.
— Muy seguro.— respondí firme, sin titubear para que me creyeran.
