Siendo Sincero - KamiJirou

Capitulo 2

–¿Kaminari? ¿Jirou?– Sero los estaba viendo. Jirou se quedó desconcertada al darse cuenta de la situación; Kaminari la tenía acorralada, ella estaba sonrojada y Sero los estaba viendo. Eso se podía malinterpretar mucho.

–¡Sero! ¡No es lo que parece! Verás-– no terminó porque la risa de Sero la interrumpió –No pensé que sería tan rápido– dijo Sero entre risas –¿Eh? ¿"rápido"? ¿De que hablas?– Jirou no entendía nada. Kaminari ya se había apartado de Jirou, parecía cansado –¿por qué no nos dejas en paz, Sero? ¿No ves que estamos ocupados?– sí, definitivamente Kaminari estaba muy ebrio.

–Creo que Kaminari está muy mal. creo que deberíamos irnos, si llegamos antes que los demás a los dormitorios, sospecharán. mejor vamos a algún hotel que esté cerca, ahí se podrá duchar y descansar– dijo Sero mientras arrastraba a Kaminari fuera del lugar.

–¿nos vas a acompañar?– le preguntó Sero a Jirou, ella ya se quería ir, así que asintió.

Ya habían salido de la discoteca. Jirou se encargó de avisarles a los demás donde estarían y por qué se fueron. Kaminari iba balbuceando en todo el camino. Como ninguno de los otros dos no sabían manejar, pidieron un taxi.

Sero y Jirou pagaron una habitación del hotel, después ya le cobrarían a Kaminari, pero ahora la prioridad era que él descansara. Ya habían pasado unos 20 minutos y Kaminari salió de la ducha. Jirou se había quedado dormida en una de las dos camas de la habitación. Sero se encargó de que Kaminari se vistiera y durmiera, necesitaba que Kaminari descansara y se le pasara la borrachera.

Kaminari se despertó con un dolor de cabeza horrible; era de esperarse, hace unas horas se había emborrachado a muerte.

–¿Sero?– Dijo Kaminari mientras se restregaba los ojos. Volteó y vio a Jirou dormida en la otra cama –¿Jirou?– iba a ir a hablarle pero el otro chico lo detuvo –déjala, esta dormida– dijo Sero mientras ponía su mano en el pecho del contrario para detenerlo –igual no creo que pueda soportar ver tu cara en estos momentos– Sero apartó la mirada con una sonrisa apenada.

¿No quería verlo? ¿Por qué? ¿Había hecho algo? La mente de Kaminari no entendía por qué Sero le decía eso –no entiendo nada, Sero. Tienes que explicarme, no recuerdo casi nada del tiempo que estuve en la discoteca– Kaminari estaba un poco frustrado.

–¿por donde empiezo?– Sero suspiró –Verás, te pusiste borracho, demasiado diría yo, pero no sé cómo es que terminaste a solas con Jirou. La tenias acorralada en la pared. la verdad no sé qué le dijiste, pero estaba demasiado roja, y fue cuando los encontré– dijo Sero mientras se rascaba la nuca –¿Qué?– Kaminari seguía muy cansado, le costaba procesar lo que el de pelo negro le había dicho –Espera, ¡¿Qué?! ¡¿Que yo hice qué?!– Kaminari estaba en shock, ¿que le habría dicho a Jirou? Dios Santo, sentía como si su alma ya hubiera dejado este plano terrenal –¡Baja la voz! Ella sigue dormida– dijo Sero entre susurros.

Ya había pasado un rato y Sero miraba el reloj de la habitación constantemente –creo que deberíamos ir despertando a Jirou, ya casi es hora de irnos– Sero se levantó de la silla en la que estaba sentado y fue a despertar a Jirou –hey, tenemos que irnos– le dijo con una voz calmada. Seguido de esto, la peli morada se levantó y se quedó sentada un rato a la par de Sero.

"Ellos no deberían estar tan juntos" pensó de repente Kaminari al ver la escena enfrente de él, pero ¿por qué pensó eso? Esto nunca le había pasado. Quería ir a separarlos, pero, ¿por qué? Él no lo sabia, pero quería hacerlo. Sero volteó a verlo ya que sentía como si lo estuvieran penetrando con la mirada. Vio como Kaminari expulsaba un aura amenazante, se paró y se dirigió al mencionado –tranquilo, sabes que no tengo intenciones con ella– Sero puso su mano en el hombro del contrario –¿intenciones? No, yo sol-– una voz de recién levantada lo interrumpió –¿Eh? ¿Kaminari? ¿Estás bien?– preguntó la única chica de la habitación. Ella se paró y se dirigió al chico, le tocó la frente y luego se tocó la suya –parece que no tienes fiebre. Creo que ya podemos irnos– Ni Sero, ni Kaminari sabían que había pasado.