Capítulo 20

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“Seamos felices en esta
vida y en todas las demás”
💫

Narra Minho.

—¿Estas seguro que quieres hacer
esto?— Pregunté por octava vez, bueno quizá por décima vez, ví a Jisung rodar los ojos y entonces saltó del Helicóptero.

—Maldita sea, este Jisung es más extremo— Pensé lanzándome detrás de él. Cuando dijo que quería saltar en paracaídas pensé que era una broma pero una semana después llegó  del hospital con una sonrisa enorme.

—He alquilado el helicóptero, prepárate mañana saltamos en paraicadas— Me quedé callado, sorprendido por esta versión de Jisung y no puedo negar que me excita tener un novio al que le encanta la adrenalina tanto como a mí.

A la mañana siguiente fue Jisung quien se despertó primero, se dió una ducha y salió del baño con una toalla en su cintura y mierda mis ojos se abrieron como los de un pequeño Pug al ver ese trabajado abdomen y esa cintura marcada, sentí mi garganta seca y mi entrepierna doler.

—Deja de verme como un pervertido— Me hablo pero no puedo apartar la vista de él, quiero tomarlo y sentarlo en mi regazo y hacer que salte como conejo.

—¿Acaso no puedo apreciar el escultural cuerpo de mi prometido?— Me levanté de la cama y puse mis manos en sus caderas, las mejillas gorditas de Jisung se tiñeron un rojo suave, su cuerpo se tenso  al sentir mis manos acariciando su torso desnudo, mi rostro se hundió es su cuello, me gusta el olor de su jabón, canela con arroz.

—Hueles tan bien— Le susurré al oído, su piel se erizo,  cerró sus ojos y se dejó llevar por mis caricias, comenzo a quitar mi pijama pero...

—Minho me pres... —Felix nos interrumpió, mi instinto rápidamente me obligó a colocarme frente a Jisung para cubrirlo con mi cuerpo
—Lo siento— Felix se disculpo y volvió a cerrar la puerta.

—Pequeño mocoso ¿Que no te enseñaron a tocar?— Grité lanzándole una pantufla, la cual solo pegó en la puerta.

—Tú nunca me lo enseñaste— Grito riéndose desde las escaleras y ahora maldigo el momento en que no cerré la puerta con seguro.

—Debes ducharte, llegaremos tarde— Jisung hablo detrás de mí, cuando lo volteé a ver ya tenía su ropa interior puesta.

—¿Estas insinuando  que huelo mal?—  Pregunté, haciendome el ofendido.

—Si, hueles a gato en celo, ahora entra a la ducha— Me empujó hasta el baño.

—¿A qué huele un gato en celo?— Pregunté, mis bebé aún no han entrado en celo así que no se a que huelen.

—Solo báñate Min, o me iré solo— Y así fué como terminamos saltando del maldito helicóptero.

A cómo pude llegué hasta Jisung y nos tomamos de las manos y mientras caíamos unimos nuestros labios en un beso que se sintió mágico, nos besamos mientras sentíamos que caíamos al vacío con un cojín de viento  golpeando nuestro estómago.

Presionamos el botón para que el paracaídas se desplegará y ahora estamos a pocos metros de tocar tierra.

—¡¡Te amooo!!— Gritó y comenzó a acomodarse para el aterrizaje.

—¡¡Te amo más!!— Grité y por fin tocamos tierra, me quité mi paracaídas rápido y corrí hasta Jisung ya que su paracaídas cayó sobre su cuerpo.

—Amor— Hablé preocupado, me acerque y levanté el paracaídas y Jisung se me lazo encima haciendome caer de espaldas sobre el césped.

—Hay que hacerlo de nuevo— Sonrió y maldita sea, estoy dispuesto a saltar de paracaídas cuántas veces quiera si con eso puedo ver esa felicidad en su rostro, puedo lanzarme de un acantilado si eso lo hace feliz.

—Haremos lo que tú desees amor— Bese su mejilla al alejarme nuestras miradas conectaron y el hilo rojo nos envolvió.

Nos quedamos abrazados sobre el césped un largo tiempo esperando que nuestros corazones dejen de estar acelerados pero el mío se acelera un poco más al sentir a Jisung tan cerca de mí.

Nos levantamos hasta que vimos que el cielo estaba iluminado con la luz de la luna y las estrellas.

—¿Recuerdas que antes de morir me dijiste que te buscará en las estrellas?— Lo escuché preguntar.

—¿Y lo hiciste?—

—Sii, y te encontré, estabas al lado de la luna, hablaba cada noche contigo, te contaba cómo había estado mi día, lloré muchas noches hasta que una noche mi corazón ya no lo soporto más y dejo de latir— Lo abrace con fuerza, mi corazón dolio al escuchar esas palabras.

—Perdon— Le susurré besando su cabeza —Perdon por dejarte y hacerte sufrir.

—No te disculpes, en esa vida no estábamos destinados a envejecer juntos, nos conocimos muy tarde, así era como estaba escrito que sería nuestro
destino— Sentí mis lágrimas recorriendo mis mejillas, en nuestra vida pasada el destino ya estaba escrito con un final desgarrador pero ahora seremos nosotros quién escribiamos el final de la historia.

—No te disculpes, en esa vida no estábamos destinados a envejecer juntos, nos conocimos muy tarde, así era como estaba escrito que sería nuestrodestino— Sentí mis lágrimas recorriendo mis mejillas, en nuestra vida pasada el destino ya estaba escri...

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Hilo Rojo- Nuestra segunda vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora