Era el primer partido de Pablo como profesional vistiendo la camiseta de River.
Estaba muy nervioso.
Estaban todos vistiéndose para el partido.
No vió a Amelia por ninguna parte del vestuario.
----Y Amelia? ---preguntó preocupado--
----Ella viene después, porque el único lugar donde se puede cambiar es el baño.
----Ah.
Había empezado el partido contra Gimnasia de La Plata.
Luego, a Pablo le dijeron que entraría de suplente junto a Amelia.
Le avisaron que fuera a cambiarse.
En el vestuario...
----Perdon... ---Pablo se dió la vuelta y fingió no haber visto a Amelia--.
Amelia se dió la vuelta para ver a qué se refería.
Hizo una leve sonrisa mientras se acomodaba la camiseta y buscaba el pantalón.
----No hay problema.
Pablo se puso la camiseta que era lo único que le faltaba, ya que traía puesta la camiseta del entrenamiento.
Mientras que Amelia, no se había cambiado de ropa.
Traía puesto la del entrenamiento.
----Antes que nada --no podía mirarla y evitaba a toda costa su mirada--
----Si?
----No busques asistencia mía, vos haces tu juego, y yo hago el mío.
----Como digas. ---Amelia se acercó a el, quedando a centímetros de su rostro---
----Bueno vamos...
----No vas a aprovechar la oportunidad de robarme un beso o hacer algo? ---Amelia levantó una ceja en forma de indirecta---
Pablo no sabía que hacer.
Pero se negó por los nervios.
----Acordate que puede ser una cabala también.
----Vamos Amelia.
----Como quieras vos.
Pablo y Amelia ingresaron.
Pablo no pudo convertir ningún gol, hasta empezó a acordarse de lo que Amelia le había dicho en el vestuario.
Se sintió culpable de no haberle hecho caso.
Finalizó el partido.
Varios días después.
En otro partido.
Lo volvieron a meter al partido.
Pero tampoco hacía un gol.
Fueron tres partidos así.
Hasta que.
Le tocó jugar de titular.
En medio del vestuario, mientras estaban todos preparados en la fila del pasillo.
Pablo estaba esperando a Amelia.
La cual una vez que iba a ir para el pasillo, Pablo la tomó de la muñeca y le dió un cálido beso.
----Y eso porque fue?
----Por la cabala.
----Bueno.
Luego de unos cuantos minutos, Pablo había convertido un gol.
Lo festejó y luego abrazó a Amelia.
----Tenias razón al final.
----Yo sabía porque te lo decía poeta.
Finalizó el partido y Pablo se fue con Amelia para su casa.
Acostaron a Yoselyn en la cama de ambos y se quedaron charlando.
Luego se acostaron y durmieron.
Pablo iba a aprovechar cada partido para usarlo como una "cabala" y no como una oportunidad.
Aún que, el bien en el fondo sabía que quería robarle un beso todo el tiempo.
Pero iban de a poco.
La relación de ambos iba mejorando.
Ya las discusiones eran menos y casi no se daban cuenta.
Pasaban mucho más tiempo juntos.
En los entrenamientos aprovechaban para hablar y mantener una conversación de más de 20 minutos.
Solo quedaba el paso final.
Estar juntos.
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El chico de las poesias
RomansaPablo Solari, juega en Colo-colo. Pero conoce a Amelia Gallardo, de quien se enamoraría, sin saber lo que el destino le preparó.