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El fin de semana paso rápidamente para México que se encontraba en la parada de autobús esperando a que pasará el que toma para ir a su escuela escuchando música mientras veía su teléfono sin prestarle atención a nada y a nadie.

Mientras tanto un coche se acercaba de pura "casualidad" hacia aquella parada de autobús viendo como el mexicano estaba tan distraído que ni lo escucho acercarse a él aparte de que tenía el volumen en alto, seguro si se le acercaba una camioneta secuestra personas ni cuenta se da. Un sonido provino de aquel vehículo ahora sí captando la atención del contrario el cual miro hacia enfrente rápidamente y esconder y celular por las "dudas", no fue hasta que reconoció el color y demás de este viendo como la ventana bajaba y dentro de aquel coche se encontraba nada más y nada menos que su querido Argentina con una sonrisa de lado mirando con atención al tricolor que no sabía que decir, reaccionar o hacer provocando una risa burlona quitando el seguro de este y abrir la puerta que daba hacia el mexicano.

— Buenos días mex, me parece que vos tenés que tener más cuidado cuando estés aquí por qué si alguien te secuestra si será tu culpa mi amor. — Lo último pudo hacer sonrojar fuertemente al de escudo de águila mirando rápidamente hacia un lado sin saber que decir o decir frente al argentino aparte de que no es mucho de decirle cosas como esas y menos en bromas pues casi con el mexicano no se lleva con él de esa forma. —Veni, súbete te llevo a tu escuela.

Vio como el mexicano asentía levemente formándose una leve sonrisa en su rostro cosa que le pareció lindo al más alto de los dos esperando a que el de escudo de águila se metiera al coche, ya al entrar y acomodarse en aquel asiento se puso el cinturon y solo miraba hacia la ventana que se encontraba en un costado de el ya que el sonrojo que tenia provocado por aquellas palabras aun no se iba. Respiro y ya al calmarse volteo hacia el argentino mirandolo con una sonrisa y saludarlo cosa que hizo sonreir mas al argentino para despues desviar la mirada hacia enfrente y arrancar para llevar al mexicano a su escuela, mientras iban ambos platicaban de cualquier cosa, sobre sus días que tuvieron o como les fue en x situación acercándose más a aquella universidad. Ya al llegar se frena enfrente de aquella escuela y sacar el seguro para que el contrario saliera manteniendo una sonrisa leve.

— Bueno, nos vemos mañana Méxi, cuidate y no reprobes nada. — El mexicano asintió a lo ultimo que dijo y se despidio de el haciendo un gesto con la mano y ya dirigirse a su grupo de amigos que se le quedaba mirando con una cara de sorprendidos sin creerse que el mexicano venia en aquel auto y con su profesor de tango, el cual lo tenia loco y ya se sabia.

— Ay no parce, que no se note que también tu profe te tiene ganas. — Dijo uno de los tricolores sureños viendo como se alejaba aquel coche hasta perderlo de vista y ver al mexicano el cual estaba re tranquilo guardando sus audífonos.

— Seh, igual ni idea de como sabía que yo esperaba el carro ahí, pero me ahorre plata.

No tan lejos de ellos se encontraba el nuevo profesor austriaco que miraba con seriedad aquella escena con la que los chicos hablaban, pudo notar como la ventana que traía del lado del conductor se pudo apreciar a un argentino emocionado pero no le pareció del todo agradable, Argentina, su mayor rival de años atrás, puede que el haya ganado pero no ganaría a México o al menos eso pensaba y sabía cómo manchar la imagen del argentino.

— Nos volvemos a ver Argentina... Y está vez no seré tan gentil como aquella vez. — Su tono de voz reflejaba odio extremo hacia el albiceleste que hace unos minutos ya se había marchado, lo quería ver destruido y eso haría hasta que acepte que es mejor que el argento.

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El día transcurrió con normalidad, todo bien en las clases, peleas, tareas, recreos y demás hasta la última clase que tocaba para México, al parecer sería la clase de su nuevo profesor Austria el cual era la primera clase que daba esté en la universidad. Todos estaban haciendo un desastre en lo que venia el maestro pero algunos pensaron que seguro tendrían hora libre debido al profesor que se fue la semana pasada por lo cual no le tomaron importancia, aunque no para México que estaba sentado en su lugar mirando su teléfono sabiendo que ese día sería donde vería al sujeto de la harina, si, así le apodó, volviendo al tema, unos pasos acercándose hacia aquella aula empezaron a sonar cosa que algunos no escucharon debido al escándalo que había dentro de esa habitación, un fuerte portazo se escucho en aquella zona provocando que todos se quedarán callados y sentarse rápidamente viendo al nuevo profesor que les daría esa materia, parecía estricto pero agradable.

Dejo sus cosas en la silla y volvió al frente paseando la mirada en toda la clase hasta parar en alguien específico, ese rostro que deseaba ver y que serviría para hacer sufrir a su mayor competencia de hace años así sonriendo levemente y sacar de uno de sus bolsillos un plumón, destaparlo y acercarse al pizarrón empezando a escribir su nombre y la materia al igual que unos números de las páginas de su libro. Al terminar se dio la vuelta y miro a todos con una sonrisa de lado.

— Buenas tardes, como verán seré su nuevo profesor en literatura, espero llevarme bien con todos ustedes al igual que memorizare sus rostros por si se meten en un lío, aunque a uno lo conozco perfectamente a pesar de hablar solamente una vez. Buenas tardes, joven México. — Todos voltearon a ver un tanto sorprendidos hacia el mencionado el cual se encogió de hombros y escondiéndose en su silla por las miradas puesta en el aunque asintió levemente en una forma de corresponderle aquel saludo estando nervioso.

Una sonrisa se formó en el rostro del hombre que daría la clase al ver aquel asentimiento soltando unas cuantas risitas y volver con su clase dando las explicaciones de lo que tenían que hacer al igual de lo que verían ese día.

Todos estaban agotados, y más nuestro grupito favorito de tricolores, ¡Dios!, si que ese profesor les dejaba tareas y trabajos de un día para el otro y para esa misma clase que tenían nada más una hora y para acabarla se pasaba rápido, no los dejaría salir si no acababan aquellos trabajos y se irían hasta que el lo diga total según él "Puedo irme hasta las diez de la noche, así que ustedes deciden." Que la "virgen" los libere, bueno, eso dijo México. Veían como algunos ya iban saliendo de aquel cuarto del que los mantenían encerrados mientras unos se apresuraban, Colombia y Venezuela se estaban estresando más de lo normal debido a que les faltaban unas cuantas respuestas y todavía un párrafo completo cosa que México decidió ayudarlos, él iba más avanzado y casi terminando, una mano en su hombro lo agarró haciendo que dé un saltito de susto ante repentina acción volteando hacia atrás y quedarse congelado por ver a su profesor mirarlo seriamente haciéndolo tragar saliva en seco mientras que los contrarios se miraban con cara de "ya valió" empezando a rezar por cualquier regaño de esté, aunque después empezaron a insultar al profesor, ¿Por qué? Pues...

— Joven México, ¿Por qué ayuda a estos dos? Es su trabajo, no el de ellos, ¿Acaso están de holgazanes? Se nota que en sus casas los atienden como "príncipes", mejor haga lo suyo y deje a este par de flojos hacer lo suyo. — Su mirada sería y estricta daba escalofríos que ni formular palabras pudo, solamente salió un "Si" en bajo haciendo sonreir al decente y seguir su camino mientras que ambos hermanos seguían con la mirada y con cierta ofensa a aquel hombre de lentes.

— Que se cree ese puto diciéndonos "Flojos y holgazanes" ¡YO SI TRABAJO! Ush, se me hace que no le dan al mama verga ese. — Su enojo era visible junto al de su hermano de estrellas que le enseño el dedo de en medio a aquel bicolor blanco y rojo.

— Dios eso, primer día que lo veo y ya me cayó mal, sigamos con esta vaina y tú mex no te salvas que todavía tenemos preguntas para ti. — Dirigió su mirada hacia el mencionado que solamente asintió y siguió con sus actividades.

¡Por fin salieron de aquella tortura! Sus gritos si que eran de libertad aunque México decidió quedarse para no dejar solos a sus amigos, estaban cansados de la mano y no de la forma que se disfruta, pero estaban ahora mismo interrogando al de escudo de águila el cuál solamente respondía los bombardeos de sus amigos ante el profesor, las preguntas eran tipo "pero a ti te conoce" "el mismo dijo que te vio" "¿Dónde lo conociste?" "¿Cuando fue?" Aunque unas palabras salieron de la boca de Colombia que dejó congelado a México. "Se me hace que Argentina se pondrá celoso", ¿Celoso? ¿Por qué estaría celoso? Aunque muy en el fondo quería verlo así de celoso mientras lo hace suyo, claro, pero primero lo invita a comer. La tarde ya pintaba sus colores el cielo de un naranjado con tonos morados, amarillos y rojos todo fue muy raro ¿no?, ¿No podría ponerse más? ¡Obviamente si!, para hacerlo más raro Argentina llegó a recoger a México en aquella institución con un ramo de rosas haciendo que México se pusiera rojo, pero muy en el fondo de una de las ventanas del edificio se hallaba un austriaco observando la situación mientras se acomodaba los lentes manteniendo su postura firme.

— Oh Argentina, empieza la guerra. —

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Holii, espero se encuentren muy bien, disculpen la tardanza y por si está muy corto, la verdad que hago mi mayor esfuerzo por seguir con esta historia aparte de que sus estrellitas me apoyan demasiado a seguir al igual que sus comentarios, los amo, ahora si me despido, adiós mis bebés. 💗🦜

·˚ ༘₊· ͟͟͞͞꒰➳тαηgσ𝄞♪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora