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-Tus dedos están fríos... ¿Qué estás haciendo? -se quejó en voz baja, pues no quería ser desagradecido, pero tampoco podía no decir nada.

-Me he golpeado y torcido muchas cosas muchas veces, sé que hacer -respondió con simpleza, concentrado en lo que hacía.

Julián respiró profundo mientras observaba a Enzo; su ceño levemente fruncido y su mirada mientras se concentraba le hacían ver muy guapo... O acentuar que ya lo era.

¡Auxilio! ¡Me estoy sintiendo un 1% gay! ¡Doctor llega pronto!

-A-Ah...- dijo en reconocimiento- J-Juegas futbol americano, ¿no?

Enzo asintió.

El silencio se extendió, durante este tiempo Enzo buscó una compresa fría y luego ayudó a elevar la parte baja de la camilla para mantener la pierna de Julián en alto mientras se quedaba a su lado.

-Uhm... Puedes regresar, seguro puedes usar en otras cosas el tiempo libre que te gané -consideró el castaño rompiendo el silencio, aburriéndose sin su celular- De
nada por eso, por cierto -bromeó un poco.

Tras decir esas palabras, Enzo se levantó.

-No te muevas dijo y con eso se fue…

¡Realmente se fue! ¡Ah! Julián solo estaba hablando casualmente y el lobo solitario emo no aguantó dos pedidas para irse.

-Idiota -suspiró recostándose en la camilla.

En definitiva ese tipo no podía ser su alma gemela.

Si todas esas chicas que están enamoradas de él lo supieran... No, mejor que no lo sepan, así alguna realmente puede robarle el hilo rojo de Enzo, ¡no le molestaría en absoluto!

Al poco tiempo el doctor regresó y mientras Julián explicaba lo sucedido y era revisado, Enzo había regresado con dos mochilas al hombro.

-¿Se encuentra bien?

El doctor asintió.

-Está bien, solo necesita descanso y seguir aplicando esto -dijo moviendo la pomada- Puedes irte a casa, trata de no afincar mucho si te duele.

El moreno asintió y se bajó con cuidado de la camilla, siendo atajado inmediatamente por Enzo.

Una vez que ambos salieron de la habitación, Julián suspiró.

-Gracias por buscar mi mochila... -murmuró no queriendo decir que había pensado que se había ido. - Puedo regresar solo.

El morocho continuó sin mirarle.

-No seas molesto -se quejó- También me estoy yendo.

En silencio los dos salieron del edificio. Julián estaba enfurruñado en su interior, por lo cual no tenía nada que hablar con Enzo, sobre todo no cuando el estúpido hilo rojo que les unía se balanceaba y brillaba.

No tuvieron que esperar mucho para ver pasar un autobús.

-Ah, hay puestos al fnal -suspiró aliviado al castaño, ya que todo estaba lleno y no le hacía mucha ilusión pasar todo el camino de pie...

Una vez sentados, suspiró. Su pobre tobillo aún se sentía caliente y algo inflamado, por lo que lo levantó un poco para cruzarse de piernas y mantenerlo algo alto.

-¿Te incómoda?

Julián solo hizo un ruidito afirmativo que casi se convierte en un grito cuando el contrario tomó su pierna para colocarla sobre las suyas.

-¿¡Qué haces!?-susurró mirando a todos lados, cuidando de que nadie les viera.

-Es mejor si lo mantienes en alto -explicó sin expresión, abultando su mochila para dejar el tobillo de Julián más alto bajo esta.

𝚂𝙾𝙻𝙾 𝙰𝙼𝙸𝙶𝙾𝚂; 𝚎𝚗𝚣𝚞𝚕𝚒𝚊𝚗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora