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La semana había transcurrido sin más, no hubo ningún otro accidente causado por el hilo rojo, por lo cual Julián estaba un poco más relajado en torno a Enzo y le podía ver realmente como un amigo sin preocuparse tanto.

Cuando al fin fue sábado el moreno estaba listo para arrasar en la fiesta, y por supuesto también estaba listo para llevar a cabo su plan, por lo cual iba a salir un poco más temprano por si debía convencer al lobo solitario.

-¡Ya me voy! -alargó.

-¿Tan temprano? -preguntó su padre.

-Sí, debo pasar buscando a un amigo -dijo
asomándose en la sala.

-¿Cristian o Paulo?

-Enzo, no lo conoces -le restó importancia con una mano.

Pero el hombre frunció el ceño. No lo conocía, pero si conocía el nombre. Se levantó y fue hasta el muchacho, sintiendo que era su deber tener una charla con su hijo más joven.

-Un nombre nuevo, ¿eh? -murmuró como quien no quiere la cosa- Creo que tú y yo debemos hablar primero -suspiró yendo con él a la salida.

Julián repasó rápidamente si había olvidado hacer alguna tarea o si merecía un regaño por algo, pero nada se le ocurrió, por lo cual miró curiosamente a su papá.

-¿Si?

-Sí, hijo -asintió cerrando la puerta tras de sí una vez estuvieron en el porche.

Respiró hondo. Ya había temido "la charla" con Julián, pero ahora que su hijo tenía novio... Sentía que debía decir algo más.

-Bien -alargó Julián extrañado, no sabiendo qué pasaba por el cerebro de su padre.

-Eh... ¿Recuerdas cuando te hable de lo que pasa cuando un chico y una chica están juntos? ¿Sobre protección y todo eso? - preguntó calmadamente, aunque por dentro estaba algo apenado.

Julián no pudo evitar levantar una ceja y cruzarse de brazos.

-¿Si? -alargó aún más curioso.

-Bueno, hijo, verás... No se demasiado sobre
cómo sería el tema con dos hombres, pero las enfermedades de transmisión sexual siguen allí, ¿sabes? Por lo tanto, debes pensar con la cabeza de arriba y no con la de abajo -le advirtió seriamente- Aún si ambos están sanos, ¿bien? -preguntó
duramente, algo incómodo por hablar de tal tema, pero era su deber como padre.

Si el mayor de los Álvarez se sentía incómodo... Julián estaba muriéndose por dentro a la vez que su exterior se tornó rojo en un violento sonrojo. ¡Sin duda su madre le había estado diciendo algo a su padre!

-¿Qué? -escupió en shock, no sabiendo cómo reaccionar.

Él. ¿Él también pensaba que era gay?!

-Sí. Ustedes tienen que estar seguros antes de...-asintió convencido el hombre, pero no siendo capaz de terminar la oración- Aún si la otra persona es un chico, aún debes ser un caballero, ¿bien? -sonrió algo incómodo ante la cara boba de su hijo, por lo que le dio unas palmaditas en la espalda- ¿Pensaste que tu padre no se daría cuenta? No te preocupes, no tienes que ocultarlo más, te amo tal como eres, hijo -le aseguró dándole un cálido abrazo.

Y aunque el momento era lindo y toda la cosa... ÉL. NO, ERA. GAY.

- P-Papá, para, ¡creo que están mal interpretando las cosas! -dijo incómodo al extremo- ¡No soy gay!

-Tamara dijo que puedes no ser gay y ser algo llamado... ¿bisexual? Está bien, está bien, tu familia te acepta -dijo apretando más al menor- No sé mucho sobre ello, pero Cecilia dijo que hay libros para padres sobre el tema...

𝚂𝙾𝙻𝙾 𝙰𝙼𝙸𝙶𝙾𝚂; 𝚎𝚗𝚣𝚞𝚕𝚒𝚊𝚗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora