Capítulo 20 El final

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Ben había logrado crear un escenario perfecto para tener una cita. Habían ido al bosque para disfrutar de la noche estrellada y libre de más preocupaciones, sin embargo, Mal solo se ponía más nerviosa conforme el tiempo pasaba. Ben devoró una de las galletas que habían comprado en el camino. La hija de Maléfica se arrepintió de no haber preparado algo antes de llamar a Ben.

—Entonces ¿de qué necesitabas hablar? —preguntó él, con la voz calmada y una sonrisa.

Mal se quedó callada un minuto, se había enfrentado a horrores y monstruos, pero estaba más asustada que nunca. Ben podía perdonar lo de la galleta, pero ¿todo lo demás? Él cambió su expresión y la tomó de la mano.

—¿Todo está bien? ¿Pasó algo en la Isla de los Perdidos?

—Sí, algo así —murmuró. Tragó saliva y evitó mirar al frente —. Hay muchas cosas que necesito confesarte.

Ben se puso serio y esperó a que siguiera. Mal apretó su mano para darse seguridad, pero se apartó.

—Recuerdas cuando te di el pastelito para neutralizar el hechizo de amor ¿cierto? —Ben asintió —. Y dijiste que te di la galleta porque estaba celosa de que Audrey fuera tu novia, porque no creía tener oportunidad contigo. La verdad es que, no fue por eso. Quería robar la varita mágica, y la mejor forma de acercarme a la varita era estando al frente cerca de ti.

Ben continuó serio, luego de un suspiro habló.

—Supongo que tiene sentido. Eras muy insistente con estar cerca durante la ceremonia ¿es eso lo que te molestaba? Me molesta un poco, pero no es tan grave. Al final hiciste lo que creías correcto.

—¡No...! No se trata solo de eso —exclamó —¿Qué esperas de nuestro futuro?

—¿Qué espero de nuestro futuro? ¿De qué hablas? Digo, por supuesto que espero tenerte en vida para siempre, formar una familia, ser los mejores reyes que Auradon pueda conocer.

—¡Yo también quiero eso! Pero ¿no crees que estamos bien tal cual estamos?

—¿Eh? ¿Qué significa eso?

—Eres un rey increíble, sin duda serás recordado como el rey más amable, bondadoso y gentil...

—¿Qué significa lo que dijiste?

—Lo estoy arruinando todo —Mal se tomó un minuto para pensar —. Es que, no creo ser la mejor opción para ser reina.

—E-eso es normal, yo tampoco me sentía listo para convertirme en rey, te juro que las cosas pasaran y todo estará bien.

—No, no lo creo. Ben, te amo. Te juró que te amo, eres todo lo que podría desear, pero... Si crees que —las palabras tropezaron en su boca, apenas capaz de articular la frase —. No puedo casarme contigo.

—¿No quieres o no puedes? —exclamó él frunciendo el ceño.

—¡No debo casarme contigo! Descubrí cosas horribles de mi misma en la Isla, si me convierto en tu esposa y asciendo como reina temo que el poder me regrese a ser una tirana —ambos se levantaron del suelo y comenzaron a discutir.

—¡¿De qué estás hablando ahora?!

—¡Hice cosas imperdonables! En la Isla, aquí, maltraté a mis amigos por años, desterré gente inocente de un basurero a un lugar incluso peor, herí gente cercana a mí, me aproveché de ti apenas llegué. Yo no soy adecuada para ser reina, pero quiero estar contigo, ser tu compañera de vida, ser la madre de tus hijos, formar una familia feliz, pero si esperas que en el proceso me convierta en reina, no cuentes conmigo.

Carrera en la Isla de los PerdidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora