Te buscaré a través de mil mundos

Capítulo VII

Hola a todos! Antes de que se caigan las historias, decidí publicar esta completa jejeje. Que si, también está en las otras pag.

Este es el final, es trágico, es doloroso, pero ya lo había advertido jejeje.

Está inspirada en partes de la película de 47 Ronin jejeje. Que tiene una de las mejores frases de amor a mi parecer jeje.

No olviden comentar y votar.

Besos y abrazos. 

Finalmente los barcos atracaron en el puerto y la tripulación recibió órdenes de llevar a los tres prisioneros ante el rey Viserys sin demora. 

La noche envolvía a los tres prisioneros que fueron llevados separados.

Nadie nunca había apresado jinetes de dragón, sus dragones estaban apresados, pero sus captores no tenían idea de si tres jinetes juntos eran más peligrosos, así que no se arriesgarían.

La brisa marina llevaba consigo el aroma a sal y de alguna forma...a miedo. 

Las calles estaban desiertas a esa hora de la noche, como si el destino estuviera preparando el escenario para una tragedia inminente. 

Daemon caminó solo y la guardia no se atrevió a llevarlo a rastras como Lyonel Strong había pedido. 

- Lo siento mi príncipe- susurró un guardia y él solo asintió mientras caminaba arrastrando sus grilletes por las desiertas calles.

Rhaenyra que fue llevada por otra calle, había luchado contra sus captores, pero sus hijos no estaban con ellas, y ella temía que si seguía resistiéndose, Lyonel pudiera hacerle algo a sus hijos. 

Solo por eso no luchó, solo por eso caminó como si fuera una criminal por las calles que la dirigían al palacio.

Laena, Baela y Rhaena pelearon contra sus captores, pero fueron sujetadas y reducidas.

Laena miraba a sus hijas luchar y veía en sus ojos lo mismo que había en los suyos propios.

Esa noche no auguraba nada bueno.

Su corazón le gritaba que Daemon estaba en peligro.

Era acusado de un crimen horrible, y si Lyonel Strong había logrado que el rey lo apresara, era porque había jugado demasiado bien sus cartas.

Finalmente cuando estuvieron al interior de la fortaleza roja, todos se encontraron y para dolor de Harwin que caminaba con los prisioneros, Jace, Joff y Lucerys corrieron a abrazar al príncipe Daemon al mismo tiempo que Baela y Rhaena lo hacían.

Él los abrazó a los cinco y los miró fijamente.

- Tienen que dejar de luchar, no es el momento, todo estará bien- mintió él que sabía que tenía que calmar a los niños, en sus ojos veía la misma determinación que él habría tenido a su edad, pero ahora, corrían grave peligro, se enfrentaban a Lyonel Strong, un sujeto más codicioso y más inteligente que Otto.

- Por favor papá, luchemos, tenemos que salir de acá- sollozó Rhaena abrazada a él y Baela solo lloraba porque ella veía en los ojos de su padre, que él no esperaba nada bueno.

- Papá- lloró Baela y Daemon acarició su rostro.

- Papá- dijo Joffrey tímidamente y Daemon se agachó a su altura porque la guardia se lo permitió- ¿Puedo llamarte así?- preguntó el niño llorando y Daemon acarició su pequeño rostro.

- Por supuesto que si- dijo él con los ojos brillantes y Joffrey lo abrazó.

Laena abrazó a Rhaenyra que sollozaba mirando la escena. Si Harwin sentía su corazón destruirse, a ellas no les importaba.