- ¿Podemos ir con tía Laena madre?- preguntó Jace terriblemente feliz cuando Laena sugirió que ella llevaría a los cinco niños de paseo.
- Por favor papá ¿Pueden venir Jace, Luke y Joff con nosotros?- preguntó Baela que tenía tomado de la mano a Joff.
- Por favor tía Rhaenyra- rogó Rhaena y Rhaenyra parecía nerviosa.
Sabía lo que Laena quería hacer, pero ¿Dejarla sola con sus hijos? Sería demasiado abusar de su amabilidad, no podía.
- Vamos Rhaenyra- dijo Laena sugerentemente pero sin que los niños lo notaran- Ustedes necesitan tiempo a solas- dijo ella y Rhaenyra se sonrojó.
- Por favor- dijeron todos los niños y finalmente Rhaenyra terminó cediendo.
Pero ella y Daemon estaban algo dudosos, la gente sospecharía, pero Laena les dijo que no se preocuparan, estaban en las ciudades libres, podrían entrar los tres a coger en un burdel, y nadie sospecharía algo siquiera.
Finalmente cuando estuvieron solos, Daemon y Rhaenyra recorrieron las ciudades libres y Daemon sonrió al ver a Rhaenyra tan emocionada.
Ella jamás salía, ella jamás paseaba de esa manera.
Había estado toda su vida encerrada en el palacio, y luego cuando se casó, Harwin debía permanecer constantemente atado a la guardia de la ciudad, él no podía abandonar desembarco y por añadidura su esposa tampoco.
O al menos eso era lo que la corte exigía, pero ahora Rhaenyra había decidido salir con sus hijos sin importar lo que la corte exigiera.
Daemon se preguntaba por qué ahora ¿Laena había insistido? ¿O había algo más que él no sabía?
Aún así, prefirió no preguntar en ese momento, solo disfrutó de ver a Rhaeyra bebiendo vino de las ciudades libres y sonrojándose por el alcohol.
Disfrutó verla reír, y hasta disfrutó verla bailar con las mujeres que la sacaron a bailar.
Él sonrió cuando en una plaza unas niñas se le acercaron y le pidieron trenzar su cabello.
Pocos los reconocían allí, casi nadie, las niñas solo vieron a Rhaenyra, les pareció hermosa y quisieron hacerle una trenza.
Ella sonrió y se sentó en el suelo dejando que ellas le trenzaran el cabello.
Daemon solo podía pensar que estaba enamorado de ella.
Que su corazón siempre le pertenecería a ella.
Algunas veces se sentía culpable por no poder amar a Laena, aunque fuera un poco de lo que amaba a Rhaenyra, pero Laena solía decirle que ella tampoco lo amaba, así que no tenía que sentirse culpable.
''Es un matrimonio político, podemos hacer lo que queramos'' solía decirle Laena y él asentía.
En otro lugar y lejos de ellos, Laena paseaba con los cinco niños comprándoles dulces y llevándolos a la playa.
Esperaba Daemon y Rhaenyra estuvieran siendo felices, porque ella se estaba divirtiendo demasiado en las ciudades libres.
Esa noche Laena visitó un castillo donde fue recibida con los príncipes y se divirtieron contando historias de terror, aunque los niños tuvieron que prometer no contarle a nadie que ella les contaba historias de terror. Los dioses sabían que Rhaenyra no estaría feliz de ver a Joff tan asustado.
En otro lugar, Daemon y Rhaenyra pasaban la noche en una posada donde nadie los conocía.
Podían haber ido a un castillo, como Laena había dicho que iría, pero allí era más probable que los reconocieran, y era eso exactamente lo que querían evitar. Ser reconocidos.
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Te buscaré a través de mil mundos
RomanceLa historia sigue a Daemon y Rhaenyra, dos miembros de la poderosa familia Targaryen, cuyo amor prohibido florece en medio de un mundo de intrigas y deberes. Aunque separados por circunstancias políticas y familiares, su conexión es innegable, y dec...