Capítulo III

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Hola a todos! Acá un nuevo capítulo de esta historia jeje

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El regreso de Rhaenyra al palacio tras la dolorosa pérdida de su hijo no nacido marcó un tiempo de luto y desolación en las estancias reales. Mientras ella navegaba por las sombras de su dolor, Daemon, el príncipe atormentado por los deberes impuestos y su amor prohibido, fue enviado hacia el valle por orden del rey Viserys para cumplir con las obligaciones de su matrimonio con Rhea Royce.

La casa Royce había exigido al rey que el príncipe Daemon cumpliera sus obligaciones matrimoniales, alegando que el príncipe solo había humillado a su esposa en esos años, y que la casa Royce esperaba que el rey fuera un poco más honorable obligando a su hermano a cumplir con sus votos matrimoniales. 

El rey, que ahora era devoto de los siete gracias a su esposa Alicent, estuvo de acuerdo con exiliar a Daemon hacia el valle.

Él no era ciego y veía la cercanía de Rhaenyra y Daemon, y sabía lo peligrosos y caóticos que esos dos podían ser. 

Además, el matrimonio era sagrado y Daemon estaba avergonzado a la casa Targaryen al abandonar a su esposa.

Daemon debería partir, fue la orden del rey, o sería despojado de todo lo que le correspondía como príncipe.

Daemon luchó con todas sus fuerzas para no partir, pero él no podía argumentar que su corazón pertenecía a Rhaenyra o ambos quedarían expuestos. La palabra de su hermano fue irrefutable y la tradición debía ser honrada, aunque a costa de los corazones rotos de aquellos involucrados.

Daemon sabía que su hermano sospechaba algo, y sabía que partir era de la única forma en que podría proteger a Rhaenyra. 

En un último encuentro clandestino, Daemon y Rhaenyra se despidieron con un beso cargado de emociones no expresadas, una mezcla de amor, dolor y resignación. Sus labios se encontraron en un gesto de despedida, sellando un capítulo de su historia marcado por la tragedia y la separación impuesta por las circunstancias.

Así, con un nudo en la garganta y el peso del destino sobre sus hombros, Daemon partió hacia el valle, dejando atrás a Rhaenyra en un palacio envuelto en silencio y melancolía.

Daemon descendió de su dragón en el valle, esperando un recibimiento acorde a su posición de príncipe. Sin embargo, lo que encontró fue un ambiente tenso y hostil. La familia Royce, en especial su esposa Rhea, lo recibió con desdén y desprecio evidente en sus miradas.

Cuando finalmente estuvo frente a Rhea, ella no ocultó su desprecio hacia él.

No era como si alguna vez no hubiera sido diferente. 

Rhea Royce, con palabras afiladas y llenas de ira contenida, le dejó claro que no era digno de estar en su casa ni en su lecho.

Rhea Royce no mencionó al supuesto bastardo no nacido que Daemon había engendrado en el vientre de Rhaenyra, acusar así a la princesa heredera le costaría la lengua, y estaba segura que frente al rey, sería su mismo esposo quién la cortaría. 

Aún así, ella quería ver sufrir a su esposo por el deshonor que él le había causado, quería verlo borrar esa mirada orgullosa en su rostro.

Él había sido exiliado del palacio hacia el valle, de lo contrario no estaría allí, si él no se quedaba en el valle, el rey incluso le quitaría su estatus de príncipe, Rhea lo sabía bien.

El rey quería que él cumpliera sus votos matrimoniales. Daemon necesitaba estar en el valle porque no tenía otro lugar a donde ir. Así que ella tenía la ventaja para poder humillarlo como él la había humillado a ella.

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