gatito marrón | souliz

four

tw: minúsculas a propósito. casi llegando a su fin

abrió lentamente sus ojos debido a la intensa luz que entraba por la ventana, tardo un poco en acostumbrarse y se sacó algunas lagañas que todavía tenía. Se desperezó y fue ahí donde cayó a la realidad, un cuerpo bastante duro contra el suyo.

recordó todo lo del día anterior, sintiendo sus cachetes ponerse colorados, cómo pudo ser tan ruidoso, la vergüenza lo consumía. Bien, podría decir que fue a causa del calor del momento y de su celo, pero aún así, él también lo quería no solo por eso.

tenía que hablar con alejo sobre esto, no podía hacer como si nada hubiera pasado y si lo hacía se arrepentiría más tarde, podría aprovechar ahora para confesarse. Sintió una respiración calmada en su nuca y supuso que seguía durmiendo. La mano del alto estaba aferradísima a su cintura, como si lo fueran a robar.

acarició la misma con las yemas de sus dedos, delineando cada una de las venas que sobresalía, se mordió los labios, estas manos lo habían tocado y lo hicieron sentir en el cielo. Ahora sería una de sus partes favorita.

movió un poco la cabeza y con cuidado empezó a sacar la mano para poder ir al baño a hacer sus necesidades. Fue algo complicado puesto que alejo lo sostenía demasiado fuerte para que no se vaya.

al final pudo salir, apenas se paró pudo sentir un pinchazo mucho más fuerte de lo que quería sentir, en su espalda baja. La puta madre, lo hará pagar por casi romperlo en pedacitos.

al llegar al baño se miró al espejo casi que horrorizado, poseía un millón de arcas en diferentes lugares de su cuerpo, como el cuello, pecho, abdomen, piernas, etc. Seguía teniendo las grandes manos marcadas en su cintura y en su culo que todavía estaba medio rojo. También varias mordidas en su pezones y el interior de sus piernas. Sus labios estaban muy hinchados y algo secos, Dios, alejo puto.

abrió la ducha y se metió en cuanto estaba a una temperatura agradable para él, necesitaba un baño caliente y relajarse. Después de eso tomó algunas cremas que, por petición de Ale, le había comprado para él. Le gustaban mucho ya que lo hacía sentir cómodo y con rico olor.

al salir envolvió su cintura con el toalla y con otra secó su pelo. Esperaba que el mayor no hubiera despertado porque sería extremadamente vergonzoso verlo salir así, igual no tenía porqué ya que le vió todo anoche. Pero aún así, no habían hablado de nada.