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... A ella no le importa que haya recorrido un mal camino en Los Ángeles...
Lisa atrajo la atención inmediata de todas las personas en el club la primera noche que bailó, porque Jaesang dijo que era una omega nueva y virgen.
Jackson le dijo, el día anterior, que los alfas adoraban la carne joven y pura. Por eso mismo, sumado al anuncio de una nueva omega que no fue tocada por nadie, le pusieron un baby doll blanco, que apenas cubría sus muslos. El maquillaje era ligero y un poco conservador, no tan exagerado como los que otros omegas usaban, pero que en el rostro juvenil de Lisa se veía bonito.
―Tienes el derecho a decidir si aceptas la oferta que te haga un alfa ―le dijo Jaesang, detrás del escenario―, les daré un cuarto en el tercer piso, pero si se pone violento, puedes gritar por ayuda. Dejaré a un guardia apostado detrás de la puerta.
Lisa bailó dos canciones en el escenario, sintiendo enseguida la excitación y euforia en su cuerpo al ver las miradas de deseo en ella. Al ver la forma en la que todos esos alfas, que en cualquier otro momento no le observarían dos veces, la deseaban ahora. Cuanta hipocresía, pero Lisa lo disfrutó por completo.
Ella nació para eso, para ser deseada, anhelada, adorada, amada.
―Ofrecieron cinco millones de wons por tu virginidad ―le dijo Jaesang, minutos más tarde y con los ojos brillando por la codicia.
―¿Quién? ―preguntó Lisa, sorprendida.
—Choi Seunghyun ―respondió Jaesang, apuntando con el dedo a un punto en la multitud―. Un multimillonario que viene aquí de vez en cuando. Nunca me ha dado problemas y mis chicos dicen que es amable con ellos. Si eres buena, puede que te deje propina y eso será para ti, Lisa.
La omega observó al alfa alto, sentado en la barra, que le observaba también a lo lejos. Era guapo, con su rostro alargado y cabello negro.
―Está bien ―aceptó, con los nervios acompasando su estómago.
Seunghyun tomó su virginidad esa noche, en medio de esas sábanas de seda y gemidos escandalosos que soltaba la omega. Fue amable al inicio, demasiado, tomándose su tiempo para follársela. Pero una vez vio que la chica bajo él era un desastre sudoroso, llena de lubricante y recibiéndole con facilidad, fue más rudo.
Se la folló tres veces, eyaculando todas las veces en el rostro de la chica. Estaba prohibido que se corrieran dentro de ellos, a menos que los omegas aceptaran.
―Así te ves bonita ―le gruñó Seunghyun, frotando su polla sobre la mejilla de la chica la última vez, soltando un poco más de esperma―, como la putita usada que eres, Lis.
Aceptó el insulto con una sonrisa complaciente. ‹‹Acéptalo››, le había dicho Jackson días atrás, ‹‹a ellos les encanta recordarte que no vales nada para ver cuanto poder tienen sobre ti. Recibe esas palabras y conviértelas en un escudo, que no dejes que te afecte. Tú vales más que eso, pero ellos no tienen por qué saberlo. Puta y todo, vales más que esos idiotas, Lis››.
