Parte 6

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Llegando a su puerta, Adrik bajó la bicicleta de el auto, la cual estaba amarrada en la parte trasera.

—Espero que estas seciones no sean tan agotadoras para ti, ya que a veces te necesitaré días seguidos ¿Está bien?— preguntó, acercandose demasiado a la cara de Hinata, quien sólo dijo "Si".

Se despidieron, Adrik se fue y Hinata entró en su casa, viendo que por suerte no tendría clases al día siguiente. Asi que se fue a acostar.

Estaba mirando el techo, acostado en su cama, sin poder cerrar los ojos, sin poder descansar, sin poder dejar de pensar en lo asqueroso que se sentía.

Por lo tanto, si no podía dormir, aunque sea intentaría sacar ese sentimiento de su cuerpo. Entró en su baño y comenzó a preparar su tina.

Se estaba sacando la ropa, cuando vio que en su cintura tenía unas marcas rojas. Eso fue la gota que colmó el vaso de su dolor. Comenzó a llorar desconsoladamente, tirandose al piso y hundiendo su cara entre sus rodillas. Era como si volviera a ser un niño, llorando en su cuarto, casi sin poder respirar, porque su padre había muerto...

Luego de mucho rato, se dio cuenta de que el agua estaba a punto de revalzar de la tina. A duras penas se levantó, paró el agua y se metió a la tina.

Aunque entró ahí para limpiar nuevamente su cuerpo, sólo se quedó en silencio observando el agua moverse. Asqueroso, era asqueroso, que asco daba ¿Estaba bien que siguiera con eso? Siendo que apenas había podido soportar eso, tavez las cosas se pondrian más intensas, él no sabía cómo funcionaba nada de todo eso, nunca había escuchado sobre "pornografía infantil". 

Pasó más de veinte minutos en ese modo, hasta que su piel se estaba arrugando y se sentía ya un poco mareado. Ahí recién comenzó a limpiarse, aunque muy debilmente por el cansancio. 

Al terminar, se fue a "dormir", sin parar de recordar todo una y otra vez. Odiandose cada vez un poco más, pensando seriamente que no iba a poder, talvez lo mejor sería renunciar.

Logró dormir una hora, pero recordó que debía ir a recoger a su hermanita, un poco de felicidad volvió a su cuerpo al recordar la sonrisa tan inocente y tierna que tenía esa niña.

Su cuerpo le pesaba, sus caderas dolían, sus ojos estaban muy inchados y sentía que en cualquier momento volvería a llorar, aun así se subió a su bici e intentó pedalear, pero eso sólo le dio un dolor muy fuerte en varias zonas de las que no quería ni pensar. Finalmente se rindió, comenzando a caminar hacia la casa vecina.

El camino parecía nunca terminar y él sólo quería ver a su hermana y abrazarla como si el mundo estuviera por acabar, porque sentía que su mundo se acababa de derrumbar.

—¡Ni-chan!— gritó su hermana apenas verlo en la puerta, listo para llevarsela. Se abalanzó sobre él con el abrazo que el mayor tanto estaba esperando.

Sin darse cuenta, Hinata ya había comenzado a llorar inevitablemente, sin soltar a su hermana del abrazo.

—¿Ni-chan?— preguntó la niña, desconsertada por la repentina actitud de su hermano apenas verse —¿Por qué lloras?— preguntó.

—E-es sólo que te extrañé mucho— mintió, sonriendo con sinceridad.

—Haha, pero si nos vimos ayer Ni-chan— sonrió con ternura ante la respuesta de su hermano.

Amaba esa sonrisa inocente, esa sonrisa que sentía que él había perdido. Asi que haría lo que sea para mantener esa inocencia dentro de Natsu. Lo que sea.

—¿Vamos?— preguntó mientras se paraba, agarrando la mano de su hermana que asintió ante la pregunta.

—¿Joven Hinata, seguro que está bien?— preguntó el anciando, que en todo momento estuvo presente, viendo cómo el hermano mayor no paraba de llorar sólo por ver a su hermana. El señor no era tonto, hubo días en que los hermanos no se vieron por más de un día, no tenía sentido que llorara por eso ahora.

—S-Si, si, no se preocupe, de hecho gracias por cuidar de Natsu— se inclinó y despidió con su mano desocupada. Finalmente yendose con su hermana.

—¿No viniste en tu bicicleta?— preguntó la niña, al darse cuenta de que ese día iban a irse caminando.

—Aah... Es que, e-estoy con ganas dee ir al parque, ¿Tú no?— se excusó, implorando porque dijera que sí.

—¡Sii, que emoción, hace mucho que no vamos!— dijo con emoción la pequeña, logrando que Hinata se diera cuenta de que eso era cierto, no habían ido desde que su madre había caido enferma, lo cual había sido hace mucho.

—¡Pues vamos!— intentó sonar alegre, pero él mismo sabía que eso había sonado lo más fingido posible. Por suerte su hermana estaba tan contenta por la nueva aventura que ni le prestó atención, sólo jalaba alegre de la mano de su hermano.

Lleguaron a un parque que quedaba cerca de su casa, pequeño, pero tenía todo lo necesario para que un niño se divirtiera. Vio cómo Natsu corría entudiasta directo hacia el columpio, el cual era su atracción favorita, podría estar ahí durante horas balanceandose una y otra vez.

Tenía exactamente la misma energía que su hermano mayor, e incluso más. Aunque realmente Hinata estaba tan cansado y abrumado por pensamientos, que ni siquiera intentó balancearse, sólo se sentó en el columpio al lado de su hermana. Su energía de antes se estaba desvaneciendo lentamente.

—Ni-chan— llamó su hermanita, quien había detenido su balancear —Mamá empeoró ¿verdad?— preguntó de golpe, con tales palabras había enviado una oleada de dolor a su hermano.

Sólo bastó eso para que sintiera que ya no podía respirar, sentía como si sus pulmones hubieran olvidado cómo funcionar. Sólo se quedó mirando a su hermana, viendo cómo la niña comenzaba a llorar.

—Mamá se va a recuperar, te lo prometo, haré lo que sea para que regrese a casa y volvamos a comer su deliciosa comida— dijo, sorprendiendose de que todas esas palabras salieran sin titubear o que su voz se quebrarse.

—N-No quiero que ella también nos deje— lloriqueó la niña, rompiendo por completo el corazón de Shoyo. Pero logrando que tomara una decición definitiva. Iba a seguir con ese "trabajo" con tal de que su hermana y madre sean felices, él ya no importaba en ese plano. Sólo ellas importaban.

—Y no lo hará, te lo juro— aseguró, tomando la mano pequeña de Natsu y poniendola en su pecho, mirandola con mucha seguridad. Su hermana le creyó, le creyó completamente y confiaría en sus palabras plenamente —Ven, vayamos a practicar con el balón— sonrió.

Su hermana asintió y volvieron a su hogar, felices de tenerse el uno al otro. Tomados de la mano, simbolizando que iban a amarse y apoyarse hasta la muerte. Uno con la seguridad de que todo estaría bien. Otro con mucho miedo, pesar, dolor, pero con una leve felicidad, por lograr que su hermana no esté con esas preocupaciones, él era el hermano mayor y él debía encargarse de todo eso. Impediría por completo, fuese como fuese, que su hermana siquiera piense en el tema. Iba a salvarla, aunque eso sea dejarse a sí mismo atrás.

Les gusta?? Espero que sí, amé este cap, ya que me representa mucho con mi hermano mayor <3
En fin, sigan leyendo y apoyandom
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Please Stop [Shoyo Hinata]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora