Nota 2

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Al despertar no sabía donde era que me encontraba. La brillante luz del lugar en el que me había despertado me impedia visualizar con claridad. Desvíe mi cabeza hacia un costado para dejar de tener aquella luz molestando mis retinas. Mi mirada aún estaba borrosa, pero era capaz de percibir donde me encontraba, una habitación pequeña en la que observaba pequeños artículos parecidos a los que se utilizaban en medicina. Estaba quizá en la habitación de una clínica.

Intenté movilizar mi cuerpo, pero me fue inútil. Dejé de intentarlo al rato de entender que era imposible en mis condición actual. Por más que intentaba recordar que había pasado, mis recuerdos estaban en blanco, no era capaz de recordar nada, nada más que mi nombre y ser capaz de pensar consciente de lo que diga.

Segundos solamente pasaron cuando volví a colocar mi cabeza en una posición cómoda, el sonido de una puerta se había escuchado, precisamente la que daba a la habitación en la que me encontraba.

-¿Quién anda ahí?- pregunté inmediatamente con rudeza.

-Uff, me da gusto ver que despertaste al fin- expresó con alivio la voz de una chica a la que no podía ver aún con claridad.

-Responde mi pregunta- insistí con intensidad en mis palabras.

-Tranquila Stelle, no te haré daño, confía en mí- fueron sus palabras hasta que mi vista era capaz de observarla con mayor precisión al tenerla cerca a mí.

-¿Cómo es que sabes mi nombre?

No comprendía porqué esta chica ahora frente, alegre y sonriente sabía mi nombre. Me sentía algo perturbada de ser observada de una forma tan jovial de su parte. Pretendia reformular mi pregunta, pero tuvo que esperae cuando otra persona atravesó esa puerta.

-¡Stelle!- gritó con pánico un chico acercándose a nosotras.

-Tranquilo Caelus, ella está bien- respondió dulcemente al girar para calmar su ansia.

Su nombre retumbo mis pensamientos. Caelus era otro nombre que recordaba con mucha claridad, quién era y porqué era tan importante en mis recuerdos.

-Stelle, despertaste...- dijo con suavidad acercándose a mi camilla.

-Caelus...

No comprendo nada. No sé quién es, no sé quién soy, no sé que nos une como para saber de él. Pero me siento por rara que sea, aliviada de tenerlo frente a mi ahora mismo observando con relajo.

-Seguramente también te preguntes lo mismo que yo- mencionó sin quitar su profunda alegría- no sé que pasó, no sé quiénes somos, pero siento la necesidad de protegerte.

-Curiosamente... empiezo a sentir lo mismo que tú.

Levanté mi mano con la poca fuerza que tenía, ayudada por él pude lograr mi cometido, mi mano estaba siendo atesorada por sus manos.

-Creo que los dejaré solos por un momento- mencionó la chica que llegó anteriormente.

-No es necesario, de hecho tengo varias preguntas, y estoy segura de que Caelus también las tiene si es que no las ha hecho aún- mencioné esto último observando su rostro con el que me afirmó no haberlo hecho.

La chica dio media vuelta antes de poder partir.

-No soy la más indicada, así que pronto vendrá alguien que sí lo pueda hacer, ¿les parece?

-De acuerdo- respondió Caelus sin titubear, sin dudar- pero aún así quisiera que te quedaras con nosotros, March, si es que puedes.

Ese era su nombre. Muy curioso y poco común de escuchar, pero no quita su peculiaridad, siento que le va bien.

-Bien, les haré compañía hasta que llegué el Señor Yang.

Inmediatamente March se sentó cerca de mis piernas tan feliz como lo ha venido mostrando desde que la vi hace unos pocos minutos. Caelus la observaba con una mirada confiada, si él lo hacia, yo también podia confiar en ella.

-Y bien, ¿cuál es su relación?

Notas de un trazacaminosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora