Nota 4

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Pasaron varias horas desde que Caelus y yo fuimos encontrados en esta nave. Hace poco nuestro curioso intercambio de palabras junto a March en la habitación médica fue interrumpido por una mujer; bella y elegante al igual que su hablar.

Sus palabras desafiando a la verdad y la mentira nos dejaron a los tres perplejos, no entendíamos cuál era el propósito de tales palabras, pero no hubo una respuesta a nuestra inquietud.

Caelus se dio por vencido en buscar que la relacionaba con nosotros, tema que ella misma zanjo en lo más profundo al asegurar no saber nada de nosotros, pero sí entender nuestra presencia.

En palabras de March, era un tal Yang quién nos explicaría cosas, y realmente sería así, algo que terminó afirmando la mujer Himeko.

Entonces supimos que eramos personas comunes, no presentamos ningún malestar en nuestro cuerpo, todo estaba tal como cualquier individuo, pero solo había algo que nos separaba de esa normalidad.

-Por fuera son dos personas como nosotros, pero en su interior alberga el cáncer de todos los males.

Fueron esas palabras sin tapujos, sin remordimiento que nos dejó atónitos a ambos. En pocas palabras lo entendía, eramos recipientes de un mal que atemorizaba este mundo.

Fue dura, sincera; nos dio con toda la verdad desde el inicio. Es por eso que ahora mismo nos encontrábamos junto a March y aquel otro chico con el que nos topamos al salir enfrentado a un ser despertado por el mal que habitaba en nosotros.

-¡¿Cómo se supone que vamos a derrotar a esa cosa gigante?!- cuestionó March aterrada de lo que veía al igual que nosotros- ¡nuestras armas no harán nada y esos bates que tomaron sin permiso dicho sea de paso no ayudarán en nada!

-Puede que tengas razón- hablé sin temor recibiendo su mirada confundida y aterrada- pero es nuestra culpa y debemos hacer algo al respecto, ¿no crees, Caelus?

Tenía mi bate preparado, estaba lista para luchar y como esperaba de él, también lo estaba al igual yo. La mirada de March era de completa incredulidad; un suspiro con desgano basto de su parte para aceptar su destino.

-Bien... ¡No sé como lo haremos, pero derrotaremos a esa cosa ahora mismo!- exclamó con ira apuntando inmediatamente al enorme monstruo frente a nosotros.

-Debemos penetrar su núcleo, es la única manera de acabar rápido con él, si nos centramos mucho en lo demás será demasiado tarde para actuar- fue la orden de quién estaba a cargo de este curioso grupo- Caelus conmigo; cuando logremos atraer su atención mantendremos sus garrar ocupadas.

Comprendía su plan, era simple, y debía ser eficaz si cumpliamos con nuestro rol.

-Ahí será cuando yo golpeara esa coraza que protege su núcleo y March lanzará una flecha, ¿cierto?- interrumpi el plan del chico sujetando mi bate con más fuerza.

-¿Alguna duda, March?

-¡Hey! ¡Ya entendí, no soy tonta, estaré lista!- mencionó enojada mientras cargaba una flecha gélida en su arco.

Por extraño que fuera, me sentía alegre de la emoción de no saber que pasaría en ese momento, pero estaba realmente emocionada de cumplir con esta batalla, y así sería.

-Stelle, puede que no sepamos quienes somos por ahora, pero presiento que tienes la misma sensación que yo- susurró hacia mi con una sonrisa un poco forzada sobre él.

-También me tiembla el cuerpo de la emoción, Caelus- devolví el gesto- descubriremos eso, pero por ahora dejame llamarte como creo somos el uno para el otro, hermano.

Pude ver esa sonrisa forzada volverse más sincera, pensaba igual que yo, o al menos la idea de considerarnos así le agradaba bastante.

-Bien, hermanita, juguemos un poco.

-Solo porque despertaste antes que yo no te hace el mayor, hermanito.

-Ya veremos, entonces.

No me dio la cara tras eso, teníamos un objetivo bastante molesto frente a nosotros, era nuestra prioridad, y esta prqueña discusión podría tener tiempo en otro momento.

-¡AHORA!

Notas de un trazacaminosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora