𝐆𝐨𝐥𝐝𝐞𝐧 𝐫𝐞𝐭𝐫𝐢𝐞𝐯𝐞𝐫 |𝐏𝐚𝐮 𝐂𝐮𝐛𝐚𝐫𝐬𝐢|

- Capítulo 1.

Intentaré hace la historia lo más neutra posible en cuanto a narración.
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Barcelona, España 📍🇪🇦.
Julio de 2023.

Pau Cubarsí, un chico tímido pero revoltoso, siempre llevaba un balón en los pies, era lo que más le gustaba.

Y ahora, después de tanto esfuerzo, le habían llamado para entrenar con el primer equipo, iba a cumplir sus sueños.

Por otro lado está Milena, una chica carismática que le encanta conocer personas y vivir experiencias nuevas.

Acababa de mudarse a Barcelona con su madre y su hermano pequeño, ya que su madre iba a trabajar como fisioterapeuta para el Barcelona.

Decidida a aprovechar esa oportunidad, da todo de sí misma para ser feliz en aquella bella ciudad.

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—. Mile, voy a trabajar, me lo llevo a tu hermano. ¿Vos te quedas? — pregunta su madre, entrando a la habitación.

—. No, los acompaño. — sonríe y se levanta —. Pero déjame preparar el mate. — su madre ríe y asiente con la cabeza, saliendo de la habitación.

Mile se cambia a algo más decente, un short de jean y un top negro, dejo su cabello dorado suelto y salió de la habitación.

Su madre ya había preparado el mate, así que mientras ella llevaba las cosas, Mile alzó en brazos a su hermano pequeño, Mateo.

Mateo tenía cuatro, pero siempre quería estar en brazos de su hermana, y a ella también le gustaba.

Subieron al auto y su madre condujo hasta la ciudad deportiva, donde los dejaron pasar y fueron directo al campo, varios jugadores estaban ahí, calentando para empezar a entrenar.

Mile y su hermano se sentaron en unas bancas y ella preparó el mate, tomando y mirando a los jugadores entrenar con curiosidad.

—. Mimi, quiero jugar a la pelota. — le dice su hermanito, usando el apodo que solo el usaba.

—. No sé si se pueda, Teo. — acaricia el pelo de su hermano —. Pero vamos a preguntar si te prestan una pelota. — el menor sonríe y asiente, agarrando su mano para ir donde estaba su mamá, al lado de un hombre.

Su hermanito abrazo las piernas de su mamá, mirándola con una sonrisa, mientras señalaba a los jugadores.

—. Mami, quiero jugar. ¿Puedo tener una pelota? — pregunta haciendo puchero.

El hombre al lado de su madre sonríe y le acaricia el cabello, llamo a uno de los jugadores.

—. Robert, pásale un balón al niño. — el hombre alto asintió con una sonrisa, pateando en balón con suavidad.

Al verlo, al menor le brillaron los ojos, lo agarro con sus manitas y lo abrazó con una sonrisa, estaba feliz.

Corrió con el balón en manos hasta donde estaba su hermana, para mostrárselo con orgullo.