"Mi corazón no puede olvidar"- FINAL

2: JUNGKOOK

Estaba bastante seguro de que Seokjin estaría durmiendo después de su cita con la fisioterapeuta a domicilio. Se había cansado antes de que llegara Megan, y me preocupaba un poco que le hubiera dado demasiado trabajo esta mañana. No había dormido bien y había estado de mal humor, pero de ninguna manera le dejé creer ni por un segundo que era un inútil.

Inútil.

Esa maldita palabra.

La última cosa en el mundo que era, era inútil. Cuando Megan terminó, la vi al final de las escaleras.

—¿Cómo está?

—Está bien —respondió ella con una sonrisa—. Estaba casi dormido en el sofá antes de que termináramos, así que diría que va a dormir un rato. Dejé el bastón colgando sobre el respaldo de una silla de comedor. Si falta, pregúntale adónde lo ha tirado.

Eso me hizo sonreír.

—Claro. Estaba un poco deprimido esta mañana. No sé si es la palabra correcta, pero estaba muy deprimido consigo mismo.

—Lo mencionó. Dijo que eras muy bueno haciéndolo sentir mejor sin que se diera cuenta.

—Vio a través de mí.

Sonrió pero me miró seriamente.

—Está reconociendo sus estados de ánimo y eso es algo bueno. Se da cuenta cuando no está bien de la cabeza y sabe pedir ayuda. Los cambios de humor y la depresión son muy comunes y, sinceramente, ha estado más estable que la mayoría de con los que he trabajado. Sólo vigílalo, y si estos episodios se vuelven más frecuentes o más severos, notifícalo a su médico de cabecera y veremos algunas opciones. —Me puso una mano en el brazo—. Pero lo está haciendo muy bien. Ha seguido con sus ejercicios de fisio y está recuperando su fuerza. Creo que puedes esperar alguna frustración en las próximas semanas por lo que quiere hacer frente a lo que su movilidad le permite, pero mientras no se exceda, creo que estará bien.

Asentí.

—Sí, por supuesto.

Sonrió y siguió su camino, y yo volví a trabajar en la KTM. Cogí el trinquete que había estado usando y sonreí cuando recordé la razón por la que lo había dejado. Jin me había dicho que me amaba. Sin improvisar, innecesario y, sin embargo, completamente creíble. Él sólo me miró -como solía mirarme, antes del accidente- y dijo esas tres palabras que hicieron que mi corazón se disparara.

No me importaba besarlo en el trabajo, donde los chicos o los clientes pudieran ver. Ya no me importaba una mierda. Si quería tocarlo, besarlo, decirle que lo amaba, lo haría. Nunca más desperdiciaría una oportunidad.

—Oh, Dios mío —gritó Sparra—. Jin tenía la misma mirada en su cara antes. Esa mirada de mira qué enamorado estoy. — Sonrió—. Por si no lo sabías, Jungkook, ese tipo está muy encaprichado de ti. Otra vez.

Davo sonrió a su lado.

—No otra vez. Todavía. Nunca se detuvo. Su cerebro sólo necesitaba algo de tiempo para ponerse al día, eso es todo.

No podía evitarlo. Les sonreía a los dos.

—Ah, sí. Él es... él es...

—Si dices que es un poco soñador, puedo irme temprano —dijo Sparra—. Esas son las reglas.

Resoplé.

—¿Qué?

—Eso es lo que Jin dijo de ti esta mañana. Es tan soñador — añadió Sparra, imitando la voz de Seokjin—. Me preguntó si estaba de acuerdo. Ahora, jefe, creo que eres muchas cosas, pero soñador no es una de ellas.