Capítulo I

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Corría por los pasillos de la mansión intentando buscar un escondite, huía de la vista de mis guardaespaldas para evitar que siguieran las órdenes de llevarme a ese campamento.
El frío clima que se adentraba en la mansión hacía que mi corazón comenzara a agitarse, mi vista era borrosa por el intento de lágrimas que amenazaban con salir. Deslicé con fuerza una puerta corrediza y la cerré detrás de mí, intentaba pensar, pero el silencio de ese lugar era lo único que se podía sentir.

Tenía mi cabeza entre mis rodillas, me sujetaba con fuerza en un intento de abrazo, intentaba taparme a pesar solo encontrarme yo y la oscuridad de ese abrumador sitio.
Después de todo, podía respirar con calma y dejar que mis lágrimas fluyeran.
La puerta se empezó a desplazar dejando paso a la poca luz que el día nublado nos ofrecía.

- ¿Julieta? - Una voz que podría reconocer en cualquier lugar del mundo se abría paso ante mis oídos.

Abrió lo suficiente para poder verme por completo, levanté mi vista un momento; aún sin poder acostumbrarme a la luz, y cuando pude enfocar aquella silueta que me miraba; vi a la razón de toda la felicidad en el mundo: mi mamá.

- ¿Qué pasa, cielo? - Dijo con su voz gentil.

Tenía mis ojos llenos de lágrimas y sólo pude negar con mi cabeza aquella pregunta, volví a esconderme entre mis rodillas y a los pocos segundos sentí cómo se colocó junto a mí, jaló con suavidad mi cuerpo para que me recargara en ella.

Mamá siempre me llena de la calma y tranquilidad que llego a perder.

Presioné mi cara contra su blusa para ocultar mis emociones, ella entendiendo lo que sentía empezó a acariciar mi espalda como respuesta.
Mi cuerpo empezaba a relajarse y yo lograba calmar mi respiración. Mi madre siempre ha sido esa luz en la oscuridad; en los días más nublado, es el sol que atraviesa las nubes grises, un faro que siempre está encendido y que siempre me guía a dónde ir.
Siento una profunda admiración con cada gesto que hace, todo lo que crea parece una completa obra de arte, su voz es un grito de esperanza para mi alma.
Han pasado casi 14 años que ningún día hemos estado separadas, y esperaba que así fuera por muchos años más. Mi cumpleaños se acerca y nuevamente pediría que nunca me haga falta, yo me perdería si ella no estuviese aquí.

Separé lentamente mi cara de su blusa, me encontraba en mi peor estado, giró su cabeza en mi dirección y al verme le provoqué una sonrisa.

Esos ojos azules que adornaban su cara me miraban con intensidad.
Nos miramos por un par de segundos más en completo silencio, no hacía falta decir nada de lo que sentíamos porque con nuestras miradas nos lo decíamos todo.

- No quiero ir mamá, por favor no me hagas ir - Supliqué con lágrimas en los ojos.

- Ya habíamos hablado de esto... - Su rostro era una mezcla de tristeza y lástima.

- Pero enserio no quiero ir, no quiero estar sola... Quiero quedarme aquí, junto a ti, junto a papá, junto a mis hermanas.

-  No te voy a dejar sola nunca, sabes que al final del día siempre voy a estar aquí esperándote... No tienes de qué preocuparte - Sobaba mi cabello mientras me resignaba a la idea de tener que ir, mis hermanas mayores habían pasado por lo mismo y ahora era mi turno - Aveces hay decisiones que no podemos evitar, pero tú eres muy valiente y tienes que demostrarlo - Dejó un pequeño beso en mi cabeza y me abrazó.

Sabía que por más que insistiera no cambiaría su respuesta.
Supongo que tenía razón, no perdería nada yendo, estaría de regreso para festejar mi cumpleaños juntas.

Mamá me miraba con un lindo brillo en sus lindos ojos azules; de un momento a otro se levantó del suelo y me extendió su mano.

- Ven, yo te ayudaré a cambiarte y a arreglar lo que le falta a tu mochila - Tomé con resignación su mano y me levanté, detrás de mí cerré la puerta de aquella pequeña bodega del pasillo en la que nos encontrábamos hace unos momentos, mamá me guió hasta mi cuarto donde me senté en la orilla de la cama, vi como entró al closet y salió con la ropa que utilizaría para esos días, empacó lo que me llevaría y empezó a hacer espacio en esta.

Mis 7 PecadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora