Capítulo II

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Llegamos hasta donde se encontraban las demás, desde lejos el atardecer empezaba a desaparecer de nuestras vistas y una gran fogata ahora tomaba el protagonismo, el frío había estado aumentando, haciéndolo un poco menos soportable, miré mi reloj y pude notar que en él brillaba una notificación de advertencia de tormenta de nieve, no le tomé gran importancia y nos acercamos con cuidado para intentar evitar a mis guardaespaldas, creía que lo había conseguido al ya estar abriendo el cierre de nuestra casa.

- Julieta Spencer - Una voz firme retumbó en mis oídos, apreté mi cuerpo cerrando los ojos y volteé con miedo, sabía que estaba en problemas por el semblante sumamente serio que Maxwell tenía.

- ¿¿Dónde estaba?? Usted sabe perfectamente que no debe estar alejada de nuestra vista y mucho menos irse sin avisar - Sentía que las palabras me la escupía y empezaba a sentir una culpa inhumana, miré a Sofie y podía leer perfectamente que estaba sintiendo lo mismo que yo.
Nos seguía regañando, pero en algún punto dejé de escuchar, puse mis manos en las orejas de Sofie porque ella no debía de estar pasando por esto, Cobbs llegó hasta donde nosotros y le puso un alto a Maxwell, este se disculpó conmigo después de todo lo que había dicho y Cobbs nos guió hasta nuestra tienda.

- ¿Ustedes saben que sólo está haciendo su trabajo, ¿verdad? - La mirada de Sofie y mía estaban perdidas en algún punto de la tienda, supongo que una parte dentro de nosotras estábamos asumiendo la culpa.

- Vengan - Cobbs nos rodeó con sus grandes brazos e intentó calmarnos, pocos segundos después se separó y sólo nos dió una llamada de atención, nos dejó su celular para usarlo un rato como acto de confianza entre nosotros y se fue dejándonos en absoluto silencio.

- No quería meterte en problemas - Sofie me miró con los ojos casi que llorosos.

- No fue tu culpa, yo también decidí ir - Tomé con suavidad su mano e hice que recostara su cabeza para poner la mía sobre la suya, era un abrazo lleno de paz.

Los minutos de silencio cómodo no se hicieron de esperar, nuestras respiraciones relajadas hacían un suave baile en el aire.

- Tengo hambre ¿vamos por algo? - Dijo Sofie mientras se levantaba.

- Ahorita te alcanzo - Salió de la tienda sin decir nada y dejándome con todo mi tornado de emociones, habían pasado tantas cosas que no sabía por dónde empezar a asimilar, entre esas cosas un mal presentimiento se apoderó de mí, no sabía el porqué ni la razón de dónde venía, pero me estaba empezando a angustiar, sacudí mi cabeza para no llenarme de más cosas y me levanté dispuesta a irme, salí de aquel lugar aún con esa sensación en el pecho, terminé de acercarme a donde estaban mis amigas haciéndome un lugar entre ellas y veíamos con atención la fogata, no había tantas niñas aún, pero no eran necesarias, pasaron unos cuantos minutos y hablábamos las cuatro animadamente, algo en mí seguía diciéndome que había algo mal y decidí pararme un momento para hacerle una llamada a mi mamá, mis amigas me miraban con atención y al alejarme de la fogata el celular dentro de la bolsa de mi pantalón empezó a vibrar y a sonar de una manera errática.

- Hmm?

El miedo y la confusión se hicieron presentes, reconocía esa alarma, sabía de que podía tratarse, saqué el celular con temor y aquello que tanto pedía que no fuera, fue.

Alerta de seguridad / alerta roja
Alerta de seguridad / alerta roja
Alerta de seguridad / alerta roja

Sabía lo que era la alerta roja; las alarma silenciosas dentro de la casa se habían encendido, todos los guardaespaldas estaban obligados a dejar lo que sea que estuviera haciendo para atender esa situación, eso sólo podía significar una cosa, algo o alguien ya estaba dentro de la mansión.
Mis amigas me miraban con confusión, no sabían porque ese celular sonaba y vibraba de esa forma.

Mis 7 PecadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora